La vuelta al cine de Ridley Scott no podría tener mejor timming que el que tendrá por estos días con el descubrimiento de agua en marte y un eclipse de luna que durante horas ofreció un astro rojo como hace tiempo no se lo veía.
Ni siquiera Fox pensó tamaña campaña publicitaria, ni mucho menos al ponerle el literal título regional a “The Martian” como “Misión Rescate” (USA, 2015) algo que coarta la posibilidad de imaginar un desenlace distinto al que se muestra en pantalla.
“Misión…” es la trasposición que el laureado director realiza sobre la aclamada novela de Andy Weir, en la que un biólogo (Matt Damon), que es parte de una de las expediciones a Marte, ve como su suerte cambia al quedar varado y solo en el rojo planeta luego de una amenaza sobre la vida de todo el grupo.
A pesar de los esfuerzos denodados por intentar comunicación alguna con el exterior, Mark (Damon) comprenderá su nueva situación y emprenderá un mecanismo de organización y control sobre los insumos que quedan en la estación para racionarlos y así mantenerse con vida hasta que envíen a alguien para buscarlo.
Pero, las esperanzas sobre una posible búsqueda, ¿son reales? Ante la duda Mark decide avanzar con sus días y Scott realiza una cuidada y detallada crónica sobre los días de éste en Marte. Esta narración tiene además adherido un mensaje inspirador sobre las posibilidades de supervivencia ante la falta de contacto humano y la creación de salidas ante la adversidad.
“Misión rescate” además posee otra vertiente, una mucho más fría, menos empática, que se vincula a los manejos detrás del poder que mueve millones de dólares en experimentación y exploración y que, principalmente, esconde intereses más allá de las personas.
Justamente esta poderosa directiva (interpretada por actores de la talla de Jeff Daniels, Kristen Wiig, Sean Ben y Chiwetel Ejiofor, entre otros) será la que determine, o no, el rescate de Mark a pesar de que las expectativas de encontrarlo con vida sean escasas.
Y la tercer parte de esta historia, estará conformada por el grupo que dejó atrás a Mark en el espacio, quienes también deberán decidir si es en la búsqueda de éste que podrán expiar la culpa de haberlo dejado abandonado en el medio de la nada.
Ridley Scott toma la historia del “perdido” en las tierras rojas y genera un relato con el nivel de tensión necesario para poder capturar la atención del espectador, con la multiplicidad de los conflictos, principalmente, derivados de cada uno de los intentos de Mark por salir adelante en un espacio árido, agresivo, confrontativo, y a la vez lleno de oportunidades.
En aquellas escenas en las que Scott juega con la soledad del “marciano” y se regodea con su capacidad por superarse, a pesar de las tormentas (logradas con tecnología de efectos especiales de última generación), de los inconvenientes para lograr que sus “cultivos” puedan emerger y de cada intento por conectarse consigo mismo desde otro lugar, el filme se supera.
Pero “Misión Rescate” no habla sólo de eso, también coloca preguntas reflexivas sobre la idiosincrasia del hombre ante momentos decisivos y sobre puntos que terminan por llevar a lugares oscuros algunas respuestas, mientras alguien depende de nosotros para poder regresar sano y salvo hacia su lugar “humano” de origen.