El topo de topos
El tráiler de Misión secreta forma parte de esa tendencia de contar casi toda la trama en tres minutos. Desde allí sabíamos que Paul Sheperdson (Richard Gere), agente veterano de la CIA, es en realidad un espía-asesino de la inteligencia rusa apodado Cassius. Podíamos esperar dos cosas: o el tráiler era una deliberada estupidez que acababa con cualquier posibilidad de sorpresa en esta historia, o ese dato era menor y la película exploraría otras posibilidades del guión. En este caso sucede, más o menos, la segunda posibilidad.
Este primer film de Michael Brandt (guionista de la remake de El tren de las 3:10 a Yuma y Se busca) cuenta que cuando un senador estadounidense es asesinado en Washington, al parecer por un espía ruso llamado Cassius que según se creía estaba muerto, el agente de la CIA retirado Sheperdson (que en realidad es el mítico Cassius) se ve obligado a colaborar con el joven agente del FBI Ben Geary (Topher Grace) para atrapar al criminal, y en realidad aprovechará la situación para atar algunos cabos sueltos de su anterior vida.
Mas allá de la información que teníamos los que habíamos visto el adelanto, Misión secreta tiene unos buenos primeros minutos, presentando los personajes con fluidez y estableciendo claramente la situación. A partir de allí algunas fallas importantes atentarán contra la verosimilitud y la salud de la película.
En principio, lo que se tambalea es el guión, que se va llenando de obviedades y arbitrariedades, y empieza a tomar algunos caminos confusos tan sólo para justificar la vuelta de tuerca final que todos sospechamos desde el principio. Misión secreta nos muestra algunos espías poco sutiles y bastante torpes, empezando por el personaje de Richard Gere. Así como se los presenta en este film, parece poco creíble que puedan permanecer escapando o encubiertos durante años. Además, aparecen agentes de agencias como la CIA, o la vieja KGB, y del FBI pero no hay verdaderamente alguna característica que los diferencie realmente: me refiero a alguna habilidad técnica o tecnológica. Pareciera que a Brandt le da lo mismo, porque finalmente los termina mostrando como vulgares policías.
Luego, la pareja protagónica no tiene química. Gere parece trabajar en piloto automático, su personaje no se apasiona, se mueve poco y cuando se enoja luce forzado o sobreactuado. De hecho, está como pensando siempre en otra cosa. Topher Grace quizás esté un poco más sólido, pero tampoco aparece en gran forma en los momentos que la historia lo necesita así, por lo que podemos calificar su trabajo con el adjetivo de “pecho frío”.
Por último, deberíamos referirnos a la esperable vuelta de tuerca final, pero para no develar nada sólo diremos que es cuanto menos absurda y forzada, fabricada mediante diálogos insertados al final como para darle algún sentido.
Para resumir, Misión secreta tiene algunos pocos momentos de vigor, en general entretiene aunque son más fuertes sus fallas que sus aciertos y, por cierto, goza de una absoluta intrascendencia.