Yo sé que tú sabes (algo) que yo sé
Richard Gere es un ex agente de la CIA que debe volver a la acción.
Las intrigas con espías, sean de una sencillez como El Super agente 86 o de una intrincada trama como El topo , tienen, vienen con una marca de fábrica. Algo que ya está incluido en el título de la película - El doble , en el original- y de lo que siempre se sospecha.
Alguno de los personajes es un infiltrado. Un doble agente.
Y en la trama de Misión secreta , el secreto parece que se revela bien pronto. O sea: el director, el doble agente y el espectador saben quién es el señor del título a no mucho de desandada la acción. No lo vamos a decir, no porque revelaríamos algo que es mejor no saber, sino porque el efecto sorpresa se perdería antes de acomodarse en la butaca.
Esto -el hecho de saber bien pronto la identidad del que juega a dos puntas- puede ser bueno, o malo en una película. Por un lado, le permite al espectador jugar, conociendo las cartas, a ver si el Sr. Espía pisa el palito, y quién de los otros personajes es capaz de advertir lo que al público se le ha dicho desembozadamente en la cara.
Pero también todo puede resultar muy obvio, y en este tire y afloje hay que evitar caer en la otra presunción: que quien creemos que es bueno es el malo.
Basta de prolegómenos: Richard Gere es Paul Shepherdson, un ex agente de la CIA al que su antiguo jefe (Michael Sheen: es increíble como pasan los años, pero sigue con los mismos tics que tenía el capitán Willard en Apocalypse Now ) se le mete en su living sin que él lo advierta. Es asombroso cómo los espías tienen casas enormes (con ventanales ídem) cuando viven solos.
Lo molesta porque han asesinado a un senador estadounidense. Le cortaron el cuello de la misma manera en que operaba Cassius, un antiguo asesino soviético, que en la buena época de la Guerra Fría Shepherdson había estado tras su huellas.
Y le ponen como compañero en la búsqueda a un novato, una rata de biblioteca del FBI, interpretado por Topher Grace (Eric en That ‘70s Show ), que basó su tesis en Harvard en Shepherdson y su caso.
Debutante en la dirección, el hasta aquí guionista Michael Brandt se había especializado en filmes de acción, con personajes antagónicos (en Se busca , en El tren de las 3:10 a Yuma ). Y uno de los problemas en Misión secreta es que el personaje de Gere debió basarse en algo más que en el carisma del actor. Otro, es que el efecto de suspenso se pierde bien pronto. ¿Más? Los giros del final e inverosimilitudes a lo largo de toda la trama.