Tim Burton y los niños peculiares
Miss Peregrine y los Niños Peculiares (Miss Peregrine’s Home for Peculiar Children, 2016) es el último largometraje dirigido por el excéntrico Tim Burton. El film está basado en la novela homónima de Ransom Riggs, la cual fue adaptada por Jane Goldman, quien no casualmente es guionista de dos películas de la saga de X-Men –X-Men: Primera Generación (X-Men: First Class, 2011) y X-Men: Días del Futuro Pasado (X-Men: Days of Future Pass, 2014)-, puesto que dicho film remite bastante al universo mutante de los comics de Marvel, no sólo por los extraños poderes de los personajes, sino porque también contextualiza el pasado traumático de algunos de ellos en la Segunda Guerra Mundial. En conclusión, Miss Peregrine y los Niños Peculiares es una especie de “X-Child”.
Desde el inicio de la película sabemos que estamos ante una creación de Burton, ya que el clima de misterio y la estética se imponen desde el sistema de créditos inicial, que nos sumergen en un viaje que comienza en Florida y continua en Gales. La estética de las casas homogéneas en Florida nos remite automáticamente a otro film del director: El Joven Manos de Tijera (Edward Scissorhands, 1990), el cual también está presente en el espacio galés en el Jardín de la casa de los niños peculiares y sus arbustos verdes con formas de animales, tal como los esculpía Edward, su protagonista.
Al igual que el hijo del protagonista de El Gran Pez (Big Fish, 2003), Jake -interpretado por Asa Butterfield, el niño ya crecido de La Invención de Hugo Cabret (Hugo, 2011)- se ha desarrollado con los extravagantes relatos de su abuelo, y al llegar a la adolescencia el joven desea saber si todo eso es una falacia o si hay algo de verdad. Emprendiendo un viaje al pasado que le permita descubrir su identidad presente, Jake conoce a Miss Peregrine (Eva Green) y su hogar de niños, quienes, como ella, poseen poderes sobrenaturales. Los mundos paralelos y dos universos opuestos son un estilema recurrente en el cine de Burton, desde lo fantástico y lo real, y también desde las estéticas opuestas; pensemos, por ejemplo, en El Joven Manos de Tijera, El Extraño Mundo de Jack (A Nightmare Before Christmas, 1993), El Gran Pez, Charlie y la Fábrica de Chocolate (Charlie and the Chocolate Factory, 2005) y El Cadáver de la Novia (Corpse Bride, 2005). Otro rasgo intrínseco de T.B. son los personajes extraordinarios que no encajan en su entorno, elemento que se vincula a la infancia del director, puesto que Timothy pasaba mucho tiempo en los cementerios, que lo inspiraban. Jake, con su aspecto lánguido (similar a otros personajes del realizador, al estilo de Jack y Edward), es un adolescente de aspecto normal, pero que no encaja en su sociedad. Ni siquiera es comprendido por sus propios padres.
En este relato anacrónico con vaivenes temporales, las citas o similitudes con otras películas del director serán recurrentes. El personaje de Emma Bloom (Ella Purnell) remite no sólo desde su apellido, sino visualmente a la joven rubia -también vestida de celeste- Sandra Bloom de El Gran Pez. En Emma se enfatiza la circularidad del relato, primero desde la repetición del abuelo al nieto, por otro lado desde el loop (bucle) temporal que propone la historia. En Miss Peregrine y los Niños Peculiares, la división convencional entre los peculiares buenos y los peculiares malos es notable, haciendo un paralelo con los primeros largometrajes de la saga de X-Men; una vez más se insiste en lo pertinente de dicha comparación.
En consecuencia, aunque el guión o la idea original no le sean propios, Burton siempre le impone su impronta al relato. La película nos sumerge en el misterio desde el inicio, con sus monstruos que mezclan la estética del cine clásico de ciencia ficción con el universo “Burtoniano”, manteniéndonos atrapados en su universo diegético hasta el final. Hay una buena resolución del conflicto, elemento poco frecuente en el género de aventuras y fantasía, lo cual no sucedía en Sombras Tenebrosas (Dark Shadows, 2012), cuya resolución opacó el resto del largometraje. Para muchos de sus fans, desde Alicia en el País de las Maravillas (Alice in Wonderland, 2010), sus obras han perdido genialidad y originalidad. ¿Significa entonces que este film es el regreso del gran Tim Burton? La humilde respuesta de quien escribe es que aún no, pero parece que está muy próximo a hacerlo. Después de todo, también deberíamos darle la oportunidad como espectadores de que el cine lo lleve por otros caminos.