Miss Peregrine y los niños peculiares es otro trabajo desapasionado de Tim Burton que difícilmente quedará en el recuerdo entre las obras más destacadas de su filmografía.
El artista creativo que alguna vez nos brindó experiencias fantásticas y emocionantes en el cine hoy se convirtió en un laburante más de Hollywood que se limita a dirigir las escenas que plantea un guión. Luego entrega la película terminada al estudio que lo contrató, cobra su cheque y se va a su casa a escuchar un disco de Radiohead.
Burton parece haber entregado todo lo que tenía para dar en su obra maestra, El gran pez, y en la actualidad se dedica a realizar con profesionalismo estos filmes trillados que carecen de la magia y diversión que tuvieron sus proyectos personales.
Su nueva película es intrascendente y presenta a los personajes más insulsos y olvidables que se crearon en el género fantástico en los últimos años.
Tal vez en la novela original de Ranson Riggs tuvieron un tratamiento diferente y la historia es más atractiva. En esta adaptación de Burton no hay nada remotamente interesante que te aliente a seguir a los niños peculiares en una futura saga.
Es complicado ofrecer un argumento entretenido cuando tenés villanos paupérrimos que pueden ser vencidos con una flecha y frikis con habilidades trilladas que se trabajaron mejor en los cómics de superhéroes.
Los niños peculiares apenas tienen un desarrollo definido en el conflicto y simplemente son un cotillón visual para atraer la atracción del espectador.
La primera hora y media de la película es bastante densa y no ayudó para nada que Jake, el supuesto héroe principal, estuviera a cargo de Asa Butterfield (Hugo), quien no tiene el carisma suficiente para llevar adelante una producción de esta clase.
El actor no le dio ningún tipo de emoción a su personaje y su labor es tediosamente monótona.
En un momento del film Jake viaja en el tiempo para encontrarse con la escuela de Miss Peregrine y Butterfield reacciona como si le hubieran dado cupones para comer gratis en McDonald's. El personaje luego ocupa su tiempo hablando y haciendo preguntas a los otros miembros del reparto sin hacer nada interesante.
Aunque Eva Green interpreta a Miss Peregrine, quien le da el título al film y acapara la atención de los afiches, su intervención en la historia es mínima y lamentablemente no tuvo oportunidad de destacarse. Ella está muy bien en su papel pero no tiene demasiado peso en el conflicto central y terminó relegada a un rol secundario.
El film de Burton recién se vuelve un poco más divertido cuando entra en el terreno de la aventura y finalmente podemos ver a estos personajes hacer algo que justifique la existencia de esta historia.
Es justo destacar que el director presenta un film correcto desde los aspectos visuales con algunas secuencias de fantasía que están muy bien logradas.
Se destaca especialmente una batalla con esqueletos donde Burton le rinde un lindo homenaje a los efectos especiales de Ray Harryhausen en Jason y los argonautas (1963).
Probablemente el momento más Burton de esta película. Más allá de esa escena no hay demasiadas cosas para resaltar de esta producción.
Me quedó la sensación que el director hizo este film para cumplir con un contrato laboral más que por una pasión hacia la novela de Ranson Riggs y sus personajes.
Miss Peregrine deja cierto sabor amargo por tratarse de un cineasta que alguna vez ofreció historias apasionantes que podías disfrutar reiteradas veces.
Dejando de lado sus incursiones en la animación, donde le puso más dedicación a los proyectos, todas las películas que hizo desde El gran pez hoy no resisten un segundo visionado.
Tal vez el próximo regreso de Beetlejuice logre cambiar esta etapa de Tim Burton que no representa un período fructífero de su carrera.