La opera prima de Roberto Bonomo es una bocanada de aire fresco para la comedia argentina. Una peculiar historia con peculiares protagonistas en una peculiar Buenos Aires.
Un tipo especial
Roberto o “Robert” (Roberto Makita) para los amigos, es una persona bastante particular, sobre todo para las sensibilidades del mundo actual. Tiene ascendencia asiática y capitaliza sus rasgos orientales como extra de cine y publicidades pero también se las rebusca con changas momentáneas. Uno de estos trabajos, que fue ofrecido por su amigo y confidente Rigoberto (Rigoberto Zárate), requiere el cuidado de una lujosa casa perteneciente a una ex Miss Argentina. Las labores cotidianas de esta tarea podrán ser mundanas y aburridas, pero gracias a ellas (o quizás al destino), Robert conocerá a su interés amoroso, una joven modelo llamada Laura (Malena Villa).
La primera escena de Miss, un ejercicio metatextual, nos basta para darnos cuenta que el héroe de esta historia no es una persona más, no solo por su apariencia física (algo enclenque y con una ya extinguida riñonera) sino por su manierismos y cadencia al hablar. Robert es un ser respetuoso, sensible y con una timidez particular cuando refiere al sexo opuesto. Su aproximación a Laura no es de las mejores, la sigue a la salida de la facultad y es por demás insistente; pero Robert está genuinamente enamorado y ofrece su amistad a la mujer que ama.
Beautiful Losers
Los diálogos y el humor del film poseen una impronta similar a la de Wes Anderson. Podemos encontrar varias similitudes en el ritmo del montaje y la estética de los planos que nos hace pensar en personajes como “Dudley” de Los Excéntricos Tenembaums o en los acelerados y robóticos personajes típicos de Martin Rejtman. Bonomo, en colaboración con Santiago Giralt y Juan Villegas en el guión, cuenta una historia breve y sencilla, una historia de amor visto de las perspectiva de un personaje bizarramente fascinante y completamente querible. Es una persona con una inocencia especial enfrentado a un mundo cínico pero nunca enfocado de manera pesimista y condescendiente. A diferencia, por ejemplo de Napoleón Dinamita, los autores no se burlan visceralmente de sus personajes, se puede palpar el cariño hacia Robert y compañía. En parte porque los guionistas partieron del protagonista primero, ya que lo conocen personalmente y se supone que su papel ficcional está basado en su personalidad real.
Por otro lado, la película cuenta con una disposición particular del espacio en el que se mueve la trama. Hay una reiteración acertada de escenarios como un universo ficcional concentrado (es decir, una película) pero lo que es realmente llamativo es la presentación de diversos lugares característicos y relativamente lejanos de Buenos Aires pero de manera concatenada, de alguna forma parece que se crea un distribución espacial diferente a la que puede entender un habitante de la ciudad, una Buenos Aires que solo existe en Miss. En contraposición a ello, hay cierto trato turístico de las locaciones que por momentos da una imagen demasiado idealizada de una compleja urbe como ésta.
Conclusión
Miss es básicamente una comedia romántica, una muy pequeña y especial. Un film con personajes entrañables y diálogos que equilibran de manera efectiva el humor con el drama. Una historia de amor, pero una más, la historia del gran Robert.