Moacir III

Crítica de Brian Macchi - Fancinema

UN BRASILEÑO EN BUENOS AIRES

Después de los documentales Fortalezas y Moacir, llega la última parte de la Trilogía de la Libertad, Moacir III, producción que Tomás Lipgot le dedica al cantante brasileño Moacir dos Santos, quien disfruta de su libertad luego de haber vivido durante años en el hospital Borda.

El film desde su inicio transita un cruce entre ficción y documental, donde se mezclan las escenas que el propio Moacir idea y personifica sobre una película basada en su vida, y el proceso de making-of de esta realización.

En este trayecto, se observa la particularidad de este personaje, que expresará varias “lecciones” a través de su simpleza y un amor por la música que no parece tener fin, como también se exhibirá la transformación que ha sufrido su vida pasando a ser casi una celebridad a la cual todos admiran y consideran.

A su vez, se advierte el respeto y tolerancia con que Lipgot busca obtener el máximo de Moacir, alcanzando el mejor producto posible, siempre con el límite de no llegar a la burla de las ideas del brasileño.

A medida que el film transcurre, va creciendo en su calidad, orden y potencia dramática, y alcanzando un clímax emotivo. Moacir III es una producción que se destaca técnicamente y que logra presentar acertadamente la recuperación de este singular hombre, que ha sufrido mucho pero que posee unas tremendas ganas de vivir.