La galería de personajes de Disney suma una nueva princesa con Moana, en una entretenida propuesta de fantasía basada en la mitología de la Polinesia.
Una temática, que salvo por la producción de Kevin Costner, Rapa Nui (1994), no cuenta con grandes antecedentes en el cine hollywoodense.
Para cualquier fan de este estudio de animación Moana es especial, ya que presenta el nuevo trabajo de una de las duplas de directores más importantes de las últimas décadas en el género de animación.
Ron Clements y John Musker son dos artistas que nunca fallaron con sus proyectos y crearon filmes memorables como Policías y ratones, La sirenita, Aladino, Hércules, esa joya subestimada que fue El planeta del tesoro y más recientemente La princesa y el sapo.
Esta nueva película representa el debut de los realizadores en la animación computada, donde fueron asistidos por Don Hall y Chris Williams , los directores de Big Hero 6.
La estética puede ser distinta, pero Moana conserva el corazón y espíritu de los que fueron siempre las creaciones de Clements y Musker.
A través de una propuesta de aventuras, que tiene más acción que Assassin´s Creed, el film desarrolla un gran cuento de fantasía sobre la identidad.
El viaje que emprende Moana para salvar a su pueblo no solo representa un viaje de autodescubrimiento personal sino que explora también la historia de sus ancestros.
Con divertidas escenas musicales que tienen la calidad artística de lo que suelen ofrecer estos directores, la película explora la mitología de la Polinesia a través de un conflicto muy atractivo.
Dentro de los aspectos técnicos Moana sorprende especialmente con el trabajo que hicieron con la fluidez del agua del océano que juega un papel fundamental en la trama.
Las escenas de acción son impecables e incluyen un divertido guiño a la última entrega de Mad Max. Un detalle que podemos encontrar en la pelea que tienen Moana y el dios Maui con unos cocos piratas.
Si habría que objetarle algo a este film es que el concepto de la historia se desarrolla dentro de una fórmula demasiado familiar para Disney.
Moana tiene una personalidad similar a Mérida de Valiente y el disparador del conflicto es muy parecido al de La sirenita (profecía del Elegido incluida), quien también se atrevía a desafiar las tradiciones familiares para descubrir el mundo que la rodeaba.
La película incluye el obligado mensaje de empoderamiento femenino que demanda la corrección política de estos días, pero todo se desarrolla dentro de una zona de comodidad para Disney.
Moana probablemente seguirá los pasos de Tiana, la protagonista subestimada de La princesa y el sapo, que supo tener su grupo de seguidores en el público infantil pero nunca se convirtió en una pasión de multitudes.
Lo mismo ocurre con las canciones del film que suenan espectacular dentro del contexto de la historia, pero ninguna queda en el recuerdo días después de haber visto la película.
De todos modos, más allá de esta falta de riesgo a la hora de abordar el personaje, Moana es una gran película de animación que merece ser disfrutada en el cine.