La princesa polinesia de Disney tiene todo para entrar por la puerta grande de su firmamento de heroínas fuertes y resueltas. Los directores de La Sirenita y Aladdin cuentan con este film musical el cuento de la hija del jefe de las islas que sufre una pequeña crisis de identidad, pues no se ve como princesa. Con más corazón que cálculo comercial, aunque sin mucho humor y con algunos subrayados, la aventura de esta chica que debe salvar a su pueblo de la desaparición, se ve con placer. El contrapunto con el grandote semi dios Maui (voz de Dwayne Johnson en la versión original), permite exponer el acento feminista de la película, que también toca temas como la defensa de la cultura original y la reivindicación de la transmisión oral del arte e contar historias. Todo a través de una aventura que tarda un poco en arrancar pero ofrece una colorida y muy entretenida.