Más allá de ser una de las formas de expresión cinematográfica que ha obtenido una mayor difusión tanto en el cine como en las diferentes plataformas audiovisuales y en canales de cable destinados a tal efecto, el cine documental es un formato que nos permite en muchas ocasiones, informarnos sobre temas que desconocemos, plantear el retrato de una personalidad atractiva o revisionar hechos históricos que modificaron el curso de la humanidad e impactan en nuestro presente.
Pero muchas veces, fuera de un tono enciclopedista y de toda formalidad, aparecen productos como “MOCHA” que más allá de su valor como obra cinematográfica son absolutamente necesarios para abrir conciencia y visibilizar un movimiento que tiene un rol social importantísimo pero que no tiene la merecida difusión.
Para quienes desconocen la historia Mocha Celis fue una travesti tucumana que trabajaba en la zona de Flores y fue víctima de una fuerte persecución policial hasta que un día apareció muerta en el Hospital Penna. Luego de diversas trabas burocráticas, se pudo llevar a cabo la investigación y en la autopsia se confirmó que había muerto de tres tiros en una causa que jamás prosperó y por lo tanto no pudo encontrarse al culpable, entre los que se presume que se encontraba involucrado un policía.
Mocha Celis no sabía ni leer ni escribir, cada vez que era detenida le tenía que pedir a sus compañeras (y así lo vuelca el emotivo testimonio de su compañera Lohana Berkins) que le leyesen los escritos y fue durante una de sus tantas detenciones que una de sus compañeras de celda comenzó a alfabetizarla.
Por esta historia y por todo lo que ello implica, que el Bachillerato Popular que funciona en el barrio de la Chacarita lleve su nombre es todo un icono y multiplica la potencia de la idea de alcanzar sueños que ni siquiera habían sido pensados y que poco a poco, se están ganando espacios frente a la exclusión.
Es así como el bachillerato alberga a todas aquellas personas, trans, travestis, transexuales y transgénero que por diversas situaciones del sistema, no encontraban un espacio plural de verdadera inclusión en donde pudieran finalizar sus estudios para poder comenzar a plantear sus estudios universitarios.
Dentro de las aulas del Bachillerato Mocha Celis, actualmente más de 130 estudiantes forman parte de este proyecto en el cual hay alumnos trans y no trans, hecho que convierte en un hecho tangible, la posibilidad de albergar efectivamente la diversidad en esta escuela secundaria, pública y gratuita que cuenta con un plan de estudios de 3 años que les permite obtener el título oficial de "Bachiller Perito Auxiliar en Desarrollo de las Comunidades".
El documental se encuentra estructurado en dos grandes bloques, uno en donde se potencia el testimonio de las experiencias de cada uno de los estudiantes como también de los docentes y autoridades del Bachillerato, mezclándolos con sus historias de vida personal y otro en donde se dramatizan diversas situaciones de discriminación por las que socialmente atraviesan.
Los directores del documental, Francisco Quiñones Cuartas (quien también es el Director del Bachillerato) y Rayan Hindi (estudiante de La Sorbonne con una extensa trayectoria en realizaciones documentales para más de 20 países de la comunidad europea y muy activo en proyectos de interculturalidad) no logran que los diferentes trabajos de los alumnos en donde intentan mostrar las situaciones cotidianas que enfrentan, escapen del formato demasiado escolar que le imprimen y del subrayado de planteos algo obvios que podrían haber tenido otro tratamiento.
Pero es sólo una pequeña acotación, ya que “MOCHA” gana fuerza y contundencia en cada uno de los relatos en primera persona que involucra por sobre todo a los estudiantes del Bachillerato pero que también involucra a docentes y autoridades.
No solamente logra impactar con el enorme abanico de nuevas posibilidades que se abre a partir de esta experiencia sino que además podemos sentir a través de dichos testimonios, como el Bachillerato fue modificando cada una de sus vidas y como otorgó una dignidad y una nueva esperanza en cada uno de los estudiantes, cada uno a su manera.
También logran momentos de pura emoción y gran sensibilidad tanto en estos pasajes de vida que desgranan los testimonios, como en la idea -que es indudablemente una de las escenas más potentes del documental- de que Mocha visita el Bachillerato que lleva su nombre, paseándose por las escaleras con su inconfundible vestido rojo, como una aparición fantasmática presente donde cada uno de los estudiantes podrá mirarla a los ojos y agradecerle las posibilidades que les brinda esta Institución.
Ganadora del Gran Premio del Jurado en el Festival Asterisco 2018, y del Festival de Género, Sexualidade no Cinema de Río de Janeiro también forma parte del Festival Internacional de Cine de Guadalajara y ojalá siga su recorrido festivalero para mostrar una historia social tan necesaria como actual y que las voces silenciadas puedan tener su eco en la pantalla y que muchos de los que desconocemos estos espacios podamos acceder a conocerlos, promocionarlos, darle una verdadera inclusión en nuestro cotidiano y comenzar a formar parte de una nueva mirada y participar de la construcción de una nueva sociedad.
“MOCHA” es de esos documentales necesarios para que ninguno de estos proyectos pase desapercibido y para seguir alumbrando conciencias, para que ese cambio siga multiplicándose y se borren las etiquetas y las fronteras preimpuestas.