Esto no es una película
Tal vez por oportunismo, tal vez por negocio, es que llega a los cines argentinos una producción como Moisés y los diez mandamientos (Os dez mandamentos, 2016), de Alexandre Avancini, un compendio de los 254 episodios de la producción televisiva homónima de la Rede Record, que hasta hace muy poco se emitió por televisión.
Si bien como producto pensado para la pequeña pantalla, la novela presentaba un nivel de producción por encima de sus competidores, con recreaciones y escenarios naturales que amplificaban las emociones que los protagonistas, en esta oportunidad, el fenómeno no logra trascender los límites autoimpuestos del formato televisivo para empatizar con los espectadores ajenos al fenómeno de popularidad y rating. Cualquier despliegue que impactaba en la TV es minimizado por la magnitud de la nueva pantalla en la que, ahora así, un ejército de egipcios se ve como un puñado de hombres perdidos en la escena.
Claramente el público al que apunta una producción como Moisés y los diez mandamientos es aquel que siguió día tras días las desventuras de Moisés (Guilherme Winter), por volver a su pueblo, y con éste, encontrar la libertad en la Tierra Prometida mientras recibe los constantes embates del ejército y de Ramsés (Sergio Marone), el déspota hermanastro con el que termina por separarse ideológica y filialmente. En ese derrotero por recuperar sus orígenes, sumado a las enseñanzas que va recibiendo ad hoc, despojado de lujos y riquezas, son los que marcaran el destino de una historia que adapta libremente la narración más grande de todos los tiempos, con claros fines comerciales y de evangelización.
No hay que olvidar que la Rede Record pertenece a Edir Macedo, fundador de la Iglesia Universal que alberga, al menos en Brasil, a cientos de miles de seguidores y que, gracias a esta señal, a partir de la aparente ingenua utilización de temas religiosos en novelas y programas especiales, ha logrado reposicionar al canal muy cerca de Globo, líder del rating en ese país.
Moisés y los diez mandamientos transita los episodios de la tele con un gran poder de síntesis, no siendo esto algo bueno, sino, todo lo contrario. El trabajo del editor por resumir en 120 minutos los episodios de las dos temporadas de la novela, no sólo descansa en la elipsis como principal figura y la narración en off de Josué (Sidney Sampaio), sino que estas funciones terminan por resentir las acciones, construyendo un relato espasmódico, sincopado, sin sentido por momentos (los personajes y las situaciones desaparecen ante nuestros ojos), y que hasta puede generar risas en situaciones dramáticas.
Este film es un producto destinado para los fanáticos de la producción televisiva, pero que en su versión cinematográfica no puede superar las propias trabas del medio del que surge, y termina por transformarse tan sólo en un programa de tele en el cine sin ningún atractivo y con muchas más fallas de las que podrían haberse visto en la pequeña pantalla.