Mommy

Crítica de Julián Córdoba - A Sala Llena

Transcurre un accidente automovilístico pero el espectador apenas logra presenciarlo desde la lejanía. De uno de los autos logra bajarse Die (Anne Dorval), a los insultos y levemente herida. Sin embargo, a diferencia de todo lo que se podría llegar a esperar, nada de lo sucedido reviste demasiada importancia: la destrucción de un auto y unos cuantos golpes resultan insignificantes en comparación al choque que el estilo de vida del personaje está a punto de enfrentar. A esta altura uno ya respira el dramatismo que lo comienza a envolver aceptando con total normalidad determinadas condiciones que el film plantea; uno toma la decisión de someterse a la angustia generalizada que se encuentra por venir, ya que lo que estamos viendo no es un drama más del montón (al que Hollywood nos tiene tan acostumbrados). Mommy es un drama con tintes de comedia que busca generar en el público no sólo un tangible grado de aflicción, sino también de euforia y adrenalina. Mommy es un abanico de emociones, Mommy te hace sentir, Mommy es -en esencia- puro Xavier Dolan.

Resulta necesario aclarar que a pesar de que la sustancia del último largometraje del cineasta canadiense subyace bajo los mismos parámetros que los anteriores (una descontrolada juventud en contraposición a la figura materna, acompañada por el descubrimiento de la sexualidad), Mommy es uno de sus films más importantes, funcionando como punto de quiebre en su carrera. La semilla de la película aparenta ser similar a la de sus obras realizadas previamente y su huella desde la dirección se manifiesta de manera irrevocable, pero no cabe duda alguna de que, junto a este mundo con el cual ya nos encontramos familiarizados, coexiste la idea de reinventarse como artista. Al igual que Pedro Almodóvar y Gus Van Sant, dos de sus más grandes referentes, Dolan comprende que aquel tópico “fetiche” que comparten (el de la homosexualidad en la sociedad moderna) no puede cumplir el rol de sustento para todas sus obras, o mejor dicho, no de modo tan explícito. En su última película la orientación sexual no reivindica un conflicto, sino que la sexualidad latente entre los personajes ayuda a constituir el entorno enfermizo que caracteriza al film: se produce una reorganización de los factores que componen el universo de sus películas.

Tal vez a esto se deban las numerosas situaciones que no alcanzan su máximo potencial a lo largo de las secuencias; uno siente la ausencia de un vínculo (llegando al extremo en el que la ficción y lo autobiográfico se entrelazan) entre proyecto y director… pero como espectador, uno también lo comprende y celebra, porque el hecho de renovarse y salir de la zona de confort conlleva un crecimiento artístico. Mommy es la transición al nuevo cine de un joven cineasta que dejó de ser una promesa para asentarse como uno de los intelectos cinematográficos más interesantes (y hasta populares en determinados ambientes) de la actualidad. Tal vez, Mommy sólo sea una interrogante sobre las próximas obras del enfant terrible.