Mommy

Crítica de Julio Vega - CineFreaks

La vie en jaune

La última película del novel director canadiense es una historia particular de un chico con problemas que tiene una madre que está sola y lo sobreprotege. O podría decirse que narra la historia de una madre que tiene un hijo reo, rebelde, problemático, víctima de los excesos y abusos de la vida sintética de la sociedad posmoderna. Desde cualquier ángulo, el film es más o menos ese, una historia cruzada, íntima, cerrada, nuevamente en un círculo entre una madre y su hijo. O un hijo y su madre. Otra vez.

Steve es un rebelde, un chico problemático. Precoz y violento, sale del internado donde estaba por estos problemas de atención e hiperactividad, que tan de moda están. Steve sale a encontrarse con su madre, su única familia ante la ausencia de su padre. Y es ella quien debe cuidarlo, criarlo y hacerse cargo cumpliendo su rol de madre, tras retirarlo de un hospicio en el que se albergaba, y fue expulsado luego de un escandaloso incendio que provocó. Pero a partir de ese momento, y de las tensiones que comienzan a surgir en esos polos, aparece una mujer, una vecina que como en equilibrio, comienza a formar parte de sus vidas y a ser la tercera sin discordia que ponga a funcionar esa extraña relación de amor violento que une al niño con su madre.

La película del aclamado y joven director, Xavier Dolan, que le valió nada menos que el premio del jurado en el festival de Cannes del año 2014, es una historia cargada de matices, drama, violencia familiar, resignación, encanto, y música. Despliega una historia íntima y particular, narrada en un atinado formato de 1:1, con el que juega con el espectador, volviendo a una pantalla más íntima y propia.

Además de unas excelentes interpretaciones del grupo de actores, el director canadiense logra una atinada realización cinematográfica por las sensaciones que va despertando, aquellas huellas que va dejando en el espectador. Por momentos, el film parece que está a punto de explotar; que va a dar o plantear algo más. Y a veces llega eso esperado, y a veces no. Como la suerte, o la vida, un reducto que nos toca atravesar. Sin filtro y sin misterio.

Con un realismo cargado de violencia y agresividad, el film va desenvolviendo esta historia de la mejor manera que Xavier lo siente, una historia cruda y dolorosa, pero llena de vida, plenitud y color. Aunque también con un poco de tristeza e impotencia, dejando al espectador ser juez de los destinos del joven sin salida. En un tipo de cine que se conforma con ser un excedente de exquisitas escenas, un episodio particular donde ya conocemos las historias, pero cargada de momentos de tensión con la expectativa de que aparezca algo más, algo que nos conmueva, y nos motive. Y sólo eso, pero suficiente a la vez, esta película tiene un poco de todo eso. Se convierte en una mirada certera y concisa de un prodigioso joven en crecimiento, y junto con él, su forma de narrar.