La ópera prima del joven realizador Fernando Salem es una película pequeña, que relata el cambio de vida que adopta el personaje de Celina al dejar su puesto de peaje en un espacio alejado y vacío, para salir a recorrer el país vendiendo un particular ejemplar editorial que explicaría el sentido de la vida, y con la excusa de alcanzar a su madre, Francesa, quien la abandonó de chica y ocasionalmente se encuentra en un pueblo cercano. Más allá de la historia, la película otorga un clima de mucha pureza, que transcurre en pueblos chicos del interior del país, resultando un film sincero, no ostenta una gran producción, sino más bien, logra enraizar una historia particular, en un lugar específico y con ese escenario natural como contenedor de sus penas y sus aciertos.
Con el encanto de los años La dama de oro es un reciente estreno que lleva a Helen Mirren protagonizando la historia real de María Altman -una mujer austríaca residente en los Estados Unidos- quien tras la decisión de las políticas de restauración de arte apropiados durante el nazismo, llevadas a cabo por el gobierno austríaco, solicita un retrato particular de su tía, elaborado por el pintor Gustav Klimnt. El cuadro, valuado en más de 100 millones de dólares, resulta ser una peculiar pieza que conserva la memoria de su familia y sus recuerdos más oscuros de un pasado que atentó y modificó su vida. Para ello, decide convocar a un joven abogado y compatriota, en quien apuesta su afinidad austríaca para lograr juntos tal cometido. El film traza una línea metafórica en la que una insignificante pieza-objeto -aunque valga millones-, representa en sí misma, y en la acción de restituirla a sus dueños originales, la forma en que un estado tiene de reparar y pedir perdón por las atrocidades permitidas durante el periodo oscuro del nazismo, y de cómo la sociedad contemporánea se replantea ese pasado y sigue sosteniendo implícitamente en grandes instituciones las justificadas políticas llevadas adelante. La película que cuenta nada menos con la afamada Helen Mirren, y Ryan Reynolds en el rol de su abogado defensor, es una gran muestra de cómo una gran actriz puede aportar todo su carisma y adoración para sostener un film que carece de golpes bajos y de excesos dramáticos. Con la simpleza de su presentación, Helen hace de María Altman un personaje adorable, con gran sentido del humor y gran contención maternal hacia su partenaire, demostrando que es posible desarrollar y sostener una historia semejante. Sin grandes destellos ni sobresaltos y una trama simple pero cautivante, La Dama de Oro se suma a la extensa lista de películas sobre el nazismo; lo hecho y sobre lo que queda por hacer, pero en este caso, atravesada por la mirada y cuerpo de una gran actriz, quien tras 50 años de carrera, demuestra lo que puede generar en la gran pantalla.
Problemas de gente común Abzurdah, película del libro homónimo sobre la autobiografía de Cielo Latini, un best seller al que alguna vez alguien consideró que podría llegar a mismo destino el contar su historia en la pantalla grande. El opus gira en torno a una joven acomodada, obsesiva emocionalmente, en su tránsito por la adolescencia. Se enamora de un chico para quien ella representa solamente una diversión de rápido descarte. Sin embargo, para ella el hecho conforma su pilar y lo considera todo en su universo, generando traumas que desatan episodios que terminan de llevarla a la anorexia e incluso intentos de suicidio. El film que narra la historia de Cielo, encarnada por Eugenia Suarez, recorre los pasillos del universo adolescente de fines de los años 90, con una prolija realización y narración, y una buena factura técnica. La historia se entiende a la perfección y uno se asimila con las sensaciones que atraviesa el personaje. Pero el dilema del film es ese: solamente entretiene. Se nos pasa la hora viéndola llorar a la China Suarez por un muchacho que no le da lugar en su vida, pero no produce nada emocionalmente. La película, que trata de abordar y plantear desde una historia particular el complejo mundo psicológico de las adolescentes, de su salida del seno familiar, su transición a la vida adulta, es una historia que desde la literatura puede llegar a ser interesante, pero para el cine hace falta algo más. En esta perfidia tampoco ayuda mucho la China, quien parece no poder escapar de su rol de actriz de novela y a pesar del esfuerzo del gran elenco, recae en ella la falta de peso dramático que termina relativizando las acciones y el carisma necesario para llevar semejantes traumas. Abzurdah es una película televisiva, luce bien y se vende bien, pero no deja de ser parte de ese intento frustrado de hacer del cine argentino un cine para un público masivo, que apenas escapa del cómodo sillón para encontrarse con un material algo más arriesgado, pero sin llegar a sentirse manchado con una historia horizontal.
El desamor en los tiempos de postguerra El nuevo film de Christian Petzold, que tiene como co-guionista al reciente fallecido documentalista alemán Harun Farocki, trata sobre una mujer artista que es capturada en la Alemania nazi por su descendencia judía y llevada a los campos de concentración en Auschwitz. Tras lograr escapar al finalizar la guerra, vuelve a su pueblo a reencontrarse con su esposo, a quien busca desesperadamente hasta dar con su paradero. Pero con la mala suerte que él no la reconoce, pues tras el horror y la cirugía sus facciones se modificaron, también sus actitudes, pues él está convencido que murió en el campo de concentración. Desde allí se aventura en un proceso de recobrar su vida y con ella, su marido y su pasado, pero encuentra que en el presenta actual los sucesos cambiaron. Es increíble cómo las vertientes de los films sobre guerras, o situaciones extremas alimentan las posibilidades de brindar dramas sobre la personalidad e identidad. Quizás un tema recurrente en la cinematografía sea cómo los horrores alteran los estados de las personas, despojándolos de su ser. En este caso, el director juega con la idea de un pasado remoto que trata de volver forzado, de una situación, de pareja o familia que se ve fracturada por la ausencia de uno de ellos. Pero la vuelta, la irresolución esperanzadora de una nueva posibilidad, brinda en este caso los matices para acontecer una nueva vida. O revivir la misma, con el peso de sostener la negación de esa realidad de lo sucedido. En este drama psicológico el intrincado camino mental que realiza el personaje de Nelly para desistir las pulsiones que harían gritar a los cuatro vientos su verdadera identidad está en tensión con la frialdad del personaje de Johnny, su marido que la desconoce. Y esos aspectos son lo mejor logrado del film, y en donde la película cobra una gran riqueza intelectual, como hace nutrir a la narración el hecho de saber o no saber, esperar, jugar el nuevo personaje, dejar pasar un poco para que esa sensación cobre más fuerza, confiar, creer, y nuevamente esperar, para descubrir un poco mas los verdaderos sentimientos. El juego del personaje, los espacios de tiempo que le da, la calidez y sumisión que asume para entrar en él, ponen en evidencia una realidad compleja de asumir, que es el daño psíquico que sufren las personas en estados de encierros y esclavitud, como lo eran los campos de concentración. En conclusión, una interesante mirada, un poco más intimista y centrada en una historia en particular, acerca de los horrores y desgracias que deja una guerra que parece nunca haber terminado.
La vie en jaune La última película del novel director canadiense es una historia particular de un chico con problemas que tiene una madre que está sola y lo sobreprotege. O podría decirse que narra la historia de una madre que tiene un hijo reo, rebelde, problemático, víctima de los excesos y abusos de la vida sintética de la sociedad posmoderna. Desde cualquier ángulo, el film es más o menos ese, una historia cruzada, íntima, cerrada, nuevamente en un círculo entre una madre y su hijo. O un hijo y su madre. Otra vez. Steve es un rebelde, un chico problemático. Precoz y violento, sale del internado donde estaba por estos problemas de atención e hiperactividad, que tan de moda están. Steve sale a encontrarse con su madre, su única familia ante la ausencia de su padre. Y es ella quien debe cuidarlo, criarlo y hacerse cargo cumpliendo su rol de madre, tras retirarlo de un hospicio en el que se albergaba, y fue expulsado luego de un escandaloso incendio que provocó. Pero a partir de ese momento, y de las tensiones que comienzan a surgir en esos polos, aparece una mujer, una vecina que como en equilibrio, comienza a formar parte de sus vidas y a ser la tercera sin discordia que ponga a funcionar esa extraña relación de amor violento que une al niño con su madre. La película del aclamado y joven director, Xavier Dolan, que le valió nada menos que el premio del jurado en el festival de Cannes del año 2014, es una historia cargada de matices, drama, violencia familiar, resignación, encanto, y música. Despliega una historia íntima y particular, narrada en un atinado formato de 1:1, con el que juega con el espectador, volviendo a una pantalla más íntima y propia. Además de unas excelentes interpretaciones del grupo de actores, el director canadiense logra una atinada realización cinematográfica por las sensaciones que va despertando, aquellas huellas que va dejando en el espectador. Por momentos, el film parece que está a punto de explotar; que va a dar o plantear algo más. Y a veces llega eso esperado, y a veces no. Como la suerte, o la vida, un reducto que nos toca atravesar. Sin filtro y sin misterio. Con un realismo cargado de violencia y agresividad, el film va desenvolviendo esta historia de la mejor manera que Xavier lo siente, una historia cruda y dolorosa, pero llena de vida, plenitud y color. Aunque también con un poco de tristeza e impotencia, dejando al espectador ser juez de los destinos del joven sin salida. En un tipo de cine que se conforma con ser un excedente de exquisitas escenas, un episodio particular donde ya conocemos las historias, pero cargada de momentos de tensión con la expectativa de que aparezca algo más, algo que nos conmueva, y nos motive. Y sólo eso, pero suficiente a la vez, esta película tiene un poco de todo eso. Se convierte en una mirada certera y concisa de un prodigioso joven en crecimiento, y junto con él, su forma de narrar.
Naturaleza que sangra La ópera prima de Gabriel Grieco podría enmarcarse en esta nueva serie de films de género propios de la incipiente industria nacional cinematográfica. Si bien no es nuevo que se produzcan este tipo de películas en el país, desde la llegada del digital, y más bien desde el reimpulso tecnológico con que se cuenta hoy en día, podemos hablar de una incipiente producción local de cine de género. El terror, suspenso, thriller, y más que nada la ciencia ficción, son géneros a los que nuestro país dejaba en manos de producciones foráneas. Pero sólo en términos de producción, pues si hablamos de consumo, desde hace rato que nuestro público local se nutre con este tipo de films. El festival de cine Rojo Sangre, por decir nomas, con 15 ediciones a cuestas, es un conciso ejemplo de esto. Ahora bien, lo que antes podría constituir un tipo de cine que terminaba volcándose hacia el gore o el género más bizarro, fundamentalmente por falta de producción para crear escenas reales y verosímiles, actualmente se puede contar fácilmente con elementos que hacen posible que hoy nuestros films estén a la altura de producciones extranjeras. Un claro ejemplo de esto es “Ataque de Pánico”, cortometraje producido por el director Fede Álvarez, de Uruguay, quien accedió a los grandes estudios hollywodenses luego del éxito con el pequeño film, o mas cercano, el estreno local de Necrofobia, primera película de terror nacional que estrenó completamente en 3D. Pero adentrándonos en el film, que tuvo su premiere nada menos que en la última edición del Festival de Cannes, puedo destacar que el relato que mantiene es en esencia simple. La historia se centra en la investigación errática por parte de una periodista con ansias de ascenso, al haber desaparecido una adinerada joven.La periodista, por casualidad, se encontraba cubriendo una nota sobre los problemas que acarrean al planeta el consumo animal. Este indicio vegetariano que es lo que mueve y resuelve toda la trama de la película plantea un universo donde carnívoros y vegetarianos se enfrentan en distintos campos (léase,campos, literalmente), a ver quién controla la producción de alimentos. Esta batalla por dominar a la naturaleza comprende una metáfora más marginal que involucra al sistema de producción y consumo de alimentos, un problema general mundial que ataca a todos los estados. O, quizás, en sintonía más práctica, simplemente lo que la película quiere transmitir es esta gracia mundana de consumo carnívoro. En fin, la película entretiene, cumple las expectativas. Contiene los recursos necesarios y esperados de un film de este estilo, que ahonda entre el policial de suspenso y horror del slasher y cuenta con una gran y prolija realización técnica. Es destacable la labor de Luz Cipriota, y el debut protagónico de Amin Yoma. Como un buen asado en familia, Naturaleza muerta constituye un clásico y conocido ritual de factura nacional que deja probarse, prometiendo un film de calidad, que deja algo de sorpresa para el postre, pero sin lugar a la sobremesa.
Un clásico empecinado en persistir ¿Qué podemos decir de una nueva entrega de la saga del clásico y entrañable gamberro de Torrente? En las antípodas de ser un personaje de ley, esta historia comienza justo donde finalizó la anterior versión, con Torrente encarcelado. Saliendo en libertad en un futuro cercano, el ex agente se encuentra con una España cambiada a como la conocía, y ante la falta de carisma de la sociedad para con sus actos valerosos, opta por el camino del delito, y decide arrasar el casino más importante de Madrid en el momento del partido por la copa mundial de futbol, a disputarse entre Argentina y Cataluña. Para ello recurre a un amigo que conoció en la cárcel, y que fue el encargado en la construcción de los sistemas seguridad del casino, el misterioso John Marshall (Alec Baldwin). La historia de esta nueva entrega es una muy sabida, pues arrastra el clásico coctel de acción y aventuras que viene poniendo en juego desde sus últimas secuelas. En este caso se valdrá de sus inexpertos conocidos compañeros de aventuras para llevar adelante tan delicada misión. Y a pesar de las penurias y problemas por demás, lograrán dar con el abultado botín, repasando con clisés y gags momentos vistos en tantas películas de acción. Segura con esta quinta versión insiste con el personaje que saca a la luz nuestros lados más perversos, más primitivos, y más soeces del ser humano, convirtiéndolo en un clásico que su público ya está acostumbrado a ver. Con su repetida fórmula de comedia, y chistes vulgares, mostrando más de lo mismo, el recalcitrante policía divierte con su despectiva forma de ser. Con mayor nivel de producción, una atinada puesta en escena y hasta el encanto de tener reparto internacional, la esencia de este nuevo film de Torrente se mantiene fiel a sus espectadores, acompañado de sus amiguetes de siempre, y con la sorpresa de contar con actores de talla como Ricardo Darín e Imanol Arias, aportando en pequeños bolos. A pesar de ese humor banal y primario, el autor les da lo que ya conocen, y no engaña a su público, lleva adelante su estilo de películas, lo que le gusta hacer y lo que su público espera de él. Segura y Torrente, en su doble papel de actor y director, con esta secuela de aventuras se volvió un clásico que, según parece, nunca quiere pasar de moda.
La vida está en otro lado. La ópera prima del argentino Alejo Flah, guionista de la serie Vientos de Agua y la película Séptimo, estrenada el año pasado, trata sobre Pablo (Ernesto Alterio), un guionista de cine a quien su productor (Luis Luque) le encarga escribir una película sobre una pareja de España. El personaje inicia el encargo pero va enfrentando algunos conflictos que hacen trastabillar su labor, cuando comienza a comprender lo difícil que escribir esa historia tras romper la relación con su mujer (Julieta Cardinali). A medida que va trabajando en esa historia que desarrolla de forma paralela a la suya, el personaje esboza unas máximas sobre lo que debería contener o no una película de esas características. Y va construyendo con ello los relatos en torno a su vida y a la de los personajes de su película. Una comedia romántica dual sobre el amor-desamor de los 30 y pico. El amor y otras historias es una película de esas que son para ir a ver acompañado y apostar con ella a la primera cita. Todo va bien, sale bien, queda bien. De impecable factura técnica, el film es sumamente redondo. Tanto que exacerba la cantidad de ficción. Pues hasta en eso, en la forma de hacer ficción, logra hacerlo quedar bien. Originalmente llamado Sexo fácil, películas tristes, no pretende otra cosa más que ser lo que es, un film cálido, pulcro, políticamente correcto, acorde a la buena vida burguesa de la clase media. Salir a la noche a ver una peli, pochoclos, besos, caricias, y a dormir. Sin conflictos, ni discusión posible. Tampoco reflexión, juego o sorpresa. Esta película es uno de tantos intentos transatlántico de alcanzar el aclamado cine de industria que nutría en décadas anteriores al cine iberoamericano. Con pretensiones escasas de un cine que cumple con las expectativas de un público medio, que va a ver eso que quiere ver, y no espera otra cosa. Entretenimiento, salidas, apenas excusas. Porque eso también es cine. Y nada va a salir de esa pantalla, nada queda. La vida es algo más que esa leve hora y media de engaño. La vida está en otro lado.
Recorrido sinuoso por los caminos de la desesperación La última película de Martin Rejtman inicia sobre lo que ocurre en una familia tras lo que pasa cuando Mariano (Rafael Federman), uno de los 2 hijos de Susana (Susana Pampin) se efectúa dos disparos con un arma encontrada en su casa, en una calurosa mañana de verano. Sin morir en el intento, y sin saber por qué a pesar de que estaba cargada, desde allí se desatan una serie de sucesos en relación a ellos, y a los personajes que empiezan a rodearlos, con una cámara que parece que destina el seguimiento de forma aleatoria, altercando entre los diferentes y extraños personajes que aparecen en la vida de ellos. El perro de la casa que huye, una chica que re aparece en la vida de su hermano, vacaciones inesperadas con extraños olvidables para la madre, son parte de esta historia repartida en la narración del film. Sin insistir en el porqué de tal efecto sobre las acciones que el joven Mariano toma ante la sorpresa de encontrar el arma en su casa, el fin continua con caminos diversos, inventando historias inconexas, mostrando el devenir de los casuales personajes y construyendo con ello, un relato episódico que atraviesa el sinsentido del verano, como una metáfora melancólica de sostenidos vaivenes de la vida. La genialidad del film de Rejtman reside en su propio universo narrativo. Con un medido ascetismo en la actuación, propio del clima Bressoniano que suele trabajar en sus films, la película avanza alejándose del supuesto conflicto inicial. Avanza por caminos inesperados, ocurrentes, novedosos. Fluye en territorios desconocidos, adentrando de a poco al espectador en ese código cinematográfico ficticio, mentiroso, totalmente construido. Pero que una vez dentro se empieza a disfrutar de las sutilezas que encierra. Con un surtido de acciones en tono de comedia que rozan lo bizarro, siempre en un ritmo sostenido, cauto, como entregando de forma paulatina esos platos para ser digeridos por el espectador. El film propone una vuelta a su conflicto inicial, avanzado el relato. El joven nuevamente por diversos sucesos, vuelve a enfrentarse con el arma y una vez más repite el accionar de aquella calurosa mañana, algo que el film subraya como leyenda, encontrándose nuevamente en el sinuoso camino de la desesperación y hastío, en el vacío existencial la vida apacible del verano en Buenos Aires. Sin dudas, excepcional en su forma, una experiencia a considerar dentro del cine nacional.
Nada que buscar Perdida es el último filme del director David Fincher (El club de la pelea, El curioso caso de Benjamin Button) que tiene de protagonistas a Nick Dunne (Ben Affleck) un joven carilindo y canchero de una pequeña ciudad del oeste de los Estados Unidos, quien conoce a la bella y asombrosa Amy (Rosamund Pike), una suerte de ex niña prodigio enquistada por sus padres en su infancia a través de una serie de libros de aventuras para chicos. Ambos, escritores, llevan una vida color de rosa en una casa de ensueño hasta que un día, como cualquier otro, al llegar a su casa descubre indicios de una escena violenta y no encuentra a su mujer. Este es el puntapié para una larga historia de intriga y misterio alrededor de una joven de clase media alta y con alto impacto en los medios y la opinión pública. El film ronda en una trama que pretende llevar al personaje de Affleck como el presunto asesino de su mujer. Dilapidado sin sentido por los medios de comunicación, el caso de su mujer comienza a tener cada vez más repercusión y con él, su mala imagen como compañero de cama. Una vecina con hambre de fama y una amante presionada por las cámaras hacen de la situación un cocktail que va directo a donde el guion pretende conducir al espectador. Sin sutilezas ni caminos alternativos, parece que todos los arquetípicos personajes ocupan su rol en la historia, y llegan hasta lo esperado. Tras unos días, el pasivo escritor comienza a descubrir el juego de su huidiza mujer y con su hermana, su única compañía de apoyo moral, intenta alcanzarla y esclarecer la verdad antes de que la arrasadora caja boba termine con ellos. A medida que avanza en la rebuscada trama tejida por los protagonistas, el espectador debería ir acompañando el relato y los estados que ofrece. Pero ante tan evidente salida, el film empieza a complejizarse cuando a la asombrosa Amy dejan de resultarle todos sus planes. Y termina cayendo en un laberinto sin salida y sin final, improvisando y trastabillando en una suerte de puerta abierta donde no se sabe bien que resultará y cuándo finalizará la historia. La intriga se sostiene con los habituales clishés del género, pero más allá de ello, una suerte de hitos en tono de comedia que disparan la gracia es lo que salva el ámbito de entretenimiento del film. Excesiva en duración, no cuenta más que la pretensión de una niña mimada que quiere salirse con la suya, acostumbrada a ganar y a ser complacida, como un juego adolescente. Y se queda en ello, en un personaje misterioso, manipulador y cargado de mala suerte, que se enfrenta a un típico ganador de chicas de preparatoria, pasivo, amable y torpe. Sin alcanzar la madurez en la atención, el film pretende exponer la idea de hasta dónde somos capaces de sostener una relación por miedo o debilidad. Pero vagamente y a través de una historia encorsetada, inverosímil, cargada de arquetipos, clishés e insípidos muebles de madera lustrada.