La libertad sexual seguirá siendo un tema de debate, más que nada porque en oposición a otras épocas, ahora no solo hay libertad sino también responsabilidad.
Por otro lado, si vas a contar una historia que describe un universo definido como “turismo sexual”, el riesgo que se corre es el de apañar o juzgar en exceso una postura. Afortunadamente, Monger no cae en ninguna de esas trampas.
How much?:
El documental ofrece un retrato del turismo sexual en Argentina desde tres puntos de vista: un guía turístico que facilita estos servicios, un turista que desea tener sexo con 400 mujeres antes de su cumpleaños y un hombre que en una de esas travesías tuvo un hijo, cuya tenencia está disputando con su madre.
Monger tiene dos aciertos fundamentales: primero, se inclinó por elegir a sujetos con metas claras y tangibles; segundo, que en ningún momento la película plantea juicio alguno (moral o de cualquier índole) sobre las acciones de sus personajes. Simplemente los muestra; el juicio si lo hubiere, ya pasa por la opinión del espectador.
Es un relato fluido que no pierde el tiempo en ningún momento. Es una narración sin vueltas y al punto, donde cada escena del recorrido de estas personas tiene peso e incidencia en el resultado final.
A su vez, es una película que pudo haber hecho hincapié en los aspectos más sórdidos de este universo, y sin embargo el director tiene la confianza (y ya que estamos, la sabiduría) de ilustrarnos ese adjetivo pura y exclusivamente a través del testimonio de estos personajes.
La realidad como punto de partida
Donde muchos documentales usan el pretexto de “mostrar la realidad” para justificar golpes bajos y adolescencias narrativas de todos los sabores y colores, Jeff Zorrilla lo toma como un punto de partida para contarnos una historia más jugosa. He aquí un realizador que entiende el peso trascendental que tiene la estructura narrativa, incluso en un género como el documental, que por mucha preparación previa que tenga, está prácticamente obligado, al menos a la hora de lidiar con el resultado de las entrevistas, a operar sobre la marcha.
En el costado técnico, si bien la película goza de una eficiente fotografía (que sorteó no pocos obstáculos de formato y admisión de cámaras a lugares públicos), el lauro para mí se lo lleva el montaje. Que podamos conocer tan bien a estos personajes, tener tan claro lo que son, lo que desean, lo que deben sobrellevar y que lo hagan con un desarrollo tan acotado como dinámico (y no por ello menos profundo) se debe en gran medida a cómo se construyó esta película en la isla de edición.
Conclusión:
Monger es una historia sobre un universo que podríamos considera sórdido, controversial incluso, pero está narrada con el más objetivo de los planteamientos. Una propuesta segura de sí misma, sin prejuicios, pero también dueña de una gran humildad y sutileza.
Es un documental que, con sencillez y sensatez, se limita a mostrarte un mundo desconocido. Si no te gusta, te va a irritar que exista y si te gusta, vas a querer saber más. No importa en qué lado del espectro estés, vas a estar informado de su existencia, y sólo por eso, Jeff Zorrilla ya ganó.