Placeres y límites de la épica histórica
Esta épica histórica de 20 millones de dólares, que fue nominada al Oscar extranjero hace dos años, describe el ascenso al poder de Temudjin (el astro japonés Tadanobu Asano), antes de que se convirtiera en Genghis Khan, el gran guerrero que lideró al pueblo mongol en su arrasador dominio por buena parte del planeta.
El film se centra en el período 1192-1196 con un flashback en el que vemos a Temudjin a los 9 años, cuando ya conoce al que será el gran amor de su vida y sufre en carne propia la traición de sus enemigos, que envenan a su padre y jefe del clan. Se supone que esta es la primera parte de una trilogía (hasta el momento, no tengo noticias de que estén en marcha los dos siguientes episodios), pero Mongol sería algo así como el "surgimiento de" y luego vendrían "el apogeo" y "la caída" de esta figura clave de la historia universal.
Debo indicar que vi la película en DVD (de buena calidad y con un formato que respeta la pantalla ancha), y lamento que ni yo ni ninguno de los lectores pueda verla en fílmico, ya que estamos hablando de una gran producción con un impresionante despliegue de extras para escenas de masas (especialmente de batallas), mucha toma panorámica que expone la inmensidad de los paisajes, y todos los elementos propios de este tipo de épicas históricas.
Bodrov dirige el film con buen pulso alternando escenas grandilocuentes con otras más intimistas/románticas/familiares y reconstruye un despiadado enfrentamiento bélico entre hermanos, pero al mismo tiempo hay aquí algo de déjà vu, de seguir al pie de la letra el manual, la receta, la fórmula de la épica histórica. Un buen producto, es cierto, pero con escasa sorpresa.