¿Qué tienen en común John Wayne, Omar Shariff y el actor japonés Tadanobu Asano?
Aunque cueste creerlo, los tres, siendo de diferentes nacionalidades y etnias han encarnado al legendario conquistador mongol de fines del año 1100 y principios del 1200, Temudgin, más conocido por su título, Genghis Khan.
Poco y nada aporta el hecho de que la película de Bodrov sea co producción mongola. Se trata de una biopic bastante tradicional dentro del género épico.
La película narra la infancia, adolescencia y primeras conquistas de Temudgin. Hijo de un Khan (jefe de la tribu) asesinado, es obligado a emigrar a los bosques nevados, escapando del lugarteniente de su padre, que solo podrá ser Khan si asesina a todos los descendientes directos. Temudgin crecerá a su propio resguardo, y la de los lobos, confrontando el miedo al trueno, (lo único a lo que le temen los mongoles, porque es señal de que su Dios está enojado) tramando una venganza sobre el hombre que traicionó a su padre y usurpó su posición.
Para darle mayor profundidad al personaje, y no solamente la banal trama de venganza, Bodrov hace hincapié en el perfil romántico y defensor de los valores familiares de Temudgin. El personaje de Borte, su esposa, se convierte es una piedra angular, el sostén psicológico y moral (¿?) del protagonista, quien sobrevivirá a la prisión china, los desiertos, las torturas, en el afán por reencontrarse con su amada, quien irónicamente es la que lo terminará rescatando a él. Será fundamental en su ascenso a Gran Khan, Jamuga, un amigo de la infancia que también se convertirá en Khan, y no tendrá deseos de participar en la campaña unificadora de tribus de Tamudgin, el conquistador, por lo que terminará siendo su enemigo.
Mongol es una superproducción que intercala soporíferos momentos románticos con luchas épicas, dignas de una superproducción de Hollywood, aunque no demasiado inspiradas a nivel visual. Bodrov, en cambio prefiere darle énfasis a los hermosos paisajes chino – mongoles, las praderas, los bosques nevados. La fotografía es una verdadera belleza, que lamentablemente, al ser exhibida en DVD, no va a poder ser disfrutada completamente.
A nivel narrativo, Bodrov no logra mantener el interés durante las dos horas de proyección. La falta de imaginación en la construcción de los personajes, situaciones previsibles, diálogos vistos en cada película épica (sea estadounidense o china) habida o por haber, convierten a Mongol en un cuadro sin demasiada vida, e inclusive por momentos, demasiado artificial. Los efectos CGI no aportan demasiado, quedan muy expuestos y obvios. ¿Qué ha pasado con las películas épicas que no necesitaban fondos mate, falseados, pantallas? ¿Dónde ha quedado la magia épica de, por ejemplo, David Lean, que trataba de recrear sus decorados en terrenos reales?
Más allá de que esta versión de Mongol, victimiza (como si fuera un asesino por naturaleza) y a la vez, pondera la figura de Genghis Khan, se puede destacar la intención del realizador por valorar la identidad mongola, y la importancia que el personaje tuvo para la historia de su nación, a pesar de ser un despiadado conquistador.
Lamentablemente, cuando la película empieza a ponerse más interesante, y deja atrás los pocos, pero densos y solemnes diálogos que parecen salir de una tragedia sheakspereana; cuando uno cree que empezará la etapa épica de verdad… o sea, a partir de que Temudgin es nombrado Khan… la película termina. No estoy contando el final, simplemente es así el argumento. Bodrov decide contar solo el ascenso de Khan. El resto de su vida: la unificación de Mongolia, el triunfo sobre la dinastía china, etc. queda afuera esta vez, por lo que el espectador terminará sintiéndose un poco abatido y desilusionado, como si hubiese visto el capítulo piloto de una serie televisiva.
A pesar de haber sido nominada al Oscar a Mejor Película Extranjera en el año 2007, es poco lo que Mongol aporta a la filmografía del personaje: hermosos paisajes, actuaciones demasiado solemnes y calculadas, una guión monótono, episódico, fallido…
Personalmente, prefiero verlo a John Wayne calzando las botas con piel de lobo y acento sureño… Es más divertido.