Mono con Gallinas: Tras las líneas enemigas.
Llega a nuestro país la ópera prima de Alfredo León León, director ecuatoriano que nos relata una historia basada en hechos reales que involucran al tío abuelo del cineasta.
Mono con Gallinas nos cuenta la historia de Jorge, un quiteño de 18 años que termina siendo soldado frente al conflicto limítrofe entre Perú y Ecuador en 1941. A pesar de esta situación inesperada, él cree que la experiencia militar lo hará el hombre fuerte y respetado que desea ser. Sin embargo, cae prisionero del bando peruano en la selva, sin que los militares ecuatorianos sepan de esto, dándolo por muerto.
Una historia simple y directa que a primera vista no trae nada original al género de películas bélicas. Sin embargo, lo que distingue a este relato de otros tantos, es la mirada intimista que tiene sobre el conflicto, y su foco que se centra más en los individuos que encabezan el relato.
La narración hace hincapié en Jorge, en su rol de adolescente que debe dejar atrás su ingenuidad y la inocencia con la que le hace frente a la vida para convertirse en adulto por la necesidad de contraponerse al riesgo que implica participar de un conflicto armado. Lo interesante también es la presión social que presenta este chico en su casa, y en cómo su padre le dice que tiene que ser alguien en la vida. Es quizás producto de una cadena de sucesos que ese “alguien en la vida” se termina transformando en un soldado. Eso y la camaradería que logra Jorge con Bubo, un mecánico de tren, devenido en amigo que tiene la idea de alistarse en el ejército para “convertirse en hombre”.
La guerra si bien siempre está en plano, no lo hace de una forma directa sino tácita. El realizador juega más con mostrar “la parte por el todo” y eso termina siendo verdaderamente efectivo. No obstante, lo que le puede llegar a jugar en contra a la película es su ritmo pausado y cansino que igualmente no es tan exagerado como para llegar a distraer al espectador.
Con respecto a la puesta en escena, podemos decir que si bien no se trata de una superproducción, están muy bien administrados los recursos, logrando una buena reconstrucción de la época en el primer acto del relato. Luego se muestra poco y nada de la civilización, pero el diseño de producción es acorde a las exigencias de la cinta.
Las actuaciones sin llegar a ser descollantes, son correctas y nos meten de lleno en el clima de tensión producto de la oposición entre los monos (ecuatorianos) y las gallinas (peruanos).
En síntesis, Mono con Gallinas es un film bélico pequeño pero con mucha personalidad, que se apoya mucho en sus intérpretes y en los climas que genera su ritmo pausado junto con la dirección de arte. Un film que merece su visión porque resulta ser una más que digna ópera prima, y para entender más sobre el conflicto armado entre Perú y Ecuador en 1941.