Esta cinta ecuatoriana (coproducida con Argentina) abrió el Festival Cordillera hace unos meses y es muestra de una expresión novedosa, lationamericana y por cierto, muy interesante. Hace foco en una especie de revisionismo histórico, vehículo que permite adentrarse con una historia que habla, de la guerra y el dolor, pero además, del fin de la inocencia en contextos complejos.
Corre el año 1941 y Ecuador y Perú tienen un conflicto armado por temas de límites (dicen los que saben que el primero ha perdido territorios a lo largo de los años con otras naciones) que se vuelve intenso y crudo. Jorge (René Pastor) es un joven que se alista en el ejército porque las cosas en su casa no son lo que desea: es un hombre en ciernes, con pocas habilidades y muchas necesidades que van siendo típicas de su edad...
El flamante soldado tiene su bautismo de fuego en un pequeño regimiento que combate en la selva. Y al poco tiempo de vivir la incómoda travesía por la frontera va a entrar en combate con los combatientes enemigos y caerá prisionero de los peruanos.
La película se llama "Mono con gallinas" porque las dos fuerzas identificaban al rival con nombres de dichos animales. Los monos eran los ecuatorianos y las gallinas, los peruanos. Siempre vistos por los ojos de los rivales, por supuesto. La cuestión es que ese cautiverio es una situación dura y de aprendizaje.
Pero encierra además un hecho fortuito que será aprovechado por el protagonista al trabar relación con una enfermera (Dolores, jugada por Melania Urbina) que lo atenderá por la herida con la que ha llegado a la hora de ser capturado. El escape del campo de prisioneros (como primera opción) o quedarse junto a Dolores, con quien posee una relación clandestina, serán las opciones que Jorge encontrará a medida que nos acerquemos al climax de la historia.
Alfredo León León dirige con oficio y solvencia, en una película con claro corte indie. El drama es narrado en forma ajustada y precisa, aunque el ritmo de la trama es desparejo. Si bien el foco está puesto en el personaje principal y el micromundo que lo rodea, lo cierto es que un poco más de tensión en la primera parte le hubiese quedado mejor al film.
Rodada con lo justo, se nota que el guión se plantea bastante más que una revisión sobre el hecho del conflicto, pero no hay demasiado despliegue en esa dirección y la sensación que nos queda es la de un comienzo interesante no del todo logrado a la hora de generar intensidad en el relato.
Sabemos el gran esfuerzo del equipo técnico (el punto fuerte de este trabajo) para llevar adelante la producción y la ardua tarea por la distribución en el momento del estreno en su país.
El cine ecuatoriano está en movimiento y esperamos que lleguen a este lado del cono Sur, muchos más ejemplos de su filmografía. "Mono con gallinas" cumple las expectativas y se ofrece, más allá de sus altibajos, genuina y valiosa como ejemplo de búsqueda histórica del hermano país.