Monsieur Chocolat: El agridulce sabor de la fama.
Omar Sy y James Thierrée nos ofrecen grandes actuaciones en un drama francés con toques de comedia que sufre las consecuencias de algunas inconsistencias que presenta el guion.
La película se sitúa a fines del siglo XIX, durante la Belle Epoque francesa. Una época caracterizada por un cambio profundo en la sociedad europea. Surgían nuevos valores y tenían lugar varias transformaciones económicas y culturales influyendo en todos los sectores sociales de la población.
En medio de este contexto, tenemos a Footit (Thierrée) un famoso payaso que en cierto momento tuvo su época de fama y reconocimiento pero actualmente sus patrones en el circo lo tienen relegado porque alegan que ya no le resulta gracioso al público. Por otro lado, tenemos a Chocolat (Omar Sy), un artista negro al cual los dueños del circo siempre le dan el papel de “Caníbal” donde su objetivo es asustar a los niños y al público en general. Footit, un artista inquieto en búsqueda del constante reconocimiento, busca generar un dúo de payasos con Chocolat, ya que podría ser algo novedoso que guste al espectador. Es así como comienzan su ascenso en el mundo del espectáculo circense.
El film busca adaptar, muy libremente, la historia real de Rafael Padilla, quien nació en Cuba hacia 1865 y, siendo un niño, se trasladó a Europa. En España trabajó como sirviente, limpiabotas y minero. El destino lo llevó a Francia a trabajar en el circo. Pasó de ser esclavo a ser un hombre libre, del circo al teatro, y del anonimato a la fama.
El payaso Chocolat, fue el primer negro que trabajó en un circo francés, tuvo un enorme éxito a finales del siglo XIX. Fue también el primero en hacer publicidad, el que inspiró a otros artistas de la época como Toulouse Lautrec o a los hermanos Lumière participando en varias de sus primeras películas. Él y el payaso Foottit fueron pioneros en la creación de un dúo entre un payaso “Carablanca” y un payaso “Augusto” negro.
La película funciona por momentos, y es que el director, Roschdy Zem (Dias de Gloria) pareciera no terminar de decidir que cuestiones o acontecimientos poner en un primer plano. El foco esta puesto en el dúo de Footit y Chocolat, en una suerte de típica historia de ascenso y desmoronamiento. El tema es que por momentos el relato se olvida de Footit y se hace énfasis en Chocolat y en sus excesos y vicios (apuestas, drogas) y en el condicionamiento que sufre el personaje por el entorno histórico extremadamente racista que rodeaba a nuestro protagonista.
Por otro lado, el relato nos ofrece varios flashbacks de Chocolat que nos muestran parte de su duro pasado pero salvo uno que nos revela las humillaciones que sufria su padre al servir a una familia acaudalada, el resto de estos vistazos a su pasado no llegan a resultar del todo convincentes.
Más allá de estas cuestiones que terminan debilitando el desarrollo de la historia, el film se ve salvado por el tremendo trabajo actoral de sus protagonistas, James Thierrée (nieto de Charles Chaplin, con el que guarda un gran parecido) que se destaca en el humor físico y en los momentos dramáticos más duros, y Omar Sy quien viene ratificando lo que se pudo ver en Intouchables, que es un gran interprete con posibilidades de pasar de la comedia al drama de forma natural.
Otros trabajos a destacar son el de la Música y el de la Dirección de Arte. Gabriel Yared (1408 y El Talentoso Sr. Ripley) compone una banda sonora delicada y totalmente empática con lo que se muestra. En la otra esquina tenemos una excelentísima reconstrucción de época de parte de Jérémy Duchier que nos sumerge en una de las épocas más influyentes para la cultura francesa.
Monsieur Chocolat es un film que trata un gran abanico de temas como la superación personal, el racismo, la injusticia, la lucha de egos entre artistas, entre otros. Una película dispareja y desbalanceada que logra muchos momentos cómicos bien logrados mezclados con otros momentos dramáticos (bien logrados) que no logran amalgamarse de manera coherente. También puede que las bajadas de línea sean bastante explicitas y eso le resta seriedad. Sin embargo, nos encontramos con un film disfrutable gracias a la extraordinaria química de sus protagonistas.