Logrado retrato del payaso que recibe las bofetadas
"MONSIEUR CHOCOLAT" RECREA LA HISTORIA DEL CLOWN CUBANO EN PARÍS QUE CREÓ LA RUTINA DE CIRCO - Evocado por Jean Cocteau en sus memorias del siglo, el payaso cubano Rafael Padilla, más famoso como Rafael Chocolate, no pasó a la historia por su nombre aunque sí por su actuación en el circo.
Recordando su infancia, decía Jean Cocteau, "Lo hermoso era el circo. Ahí estaban Footit, como una duquesa loca, y Chocolat, el negro que recibía las bofetadas". La rutina era esa: el payaso carablanca, engreído, sobrador, y el payaso augusto, que no acierta una y siempre paga el pato. Ellos desarrollaron el juego y fueron estrellas de su época. Pero detrás hubo otra historia.
Un negrito cubano, sin padres, llevado a Bilbao como sirviente, fugado de la casa del patrón por malos tratos, buscavidas, es amparado por el famoso payaso Tony Grice, que le enseña el oficio y le da nombre artístico. Más tarde se acerca otro payaso, Georges Footit: "¿Quieres recibir bofetadas falsas y abrazos sinceros?". Los ve un buen empresario y los hace triunfar en París. El Cirque Nouveau, el Follies Bergére, auto, pilchas, 20 años de gloria en plena Belle Époque.
El negro se llama Rafael Padilla (apellido de la mujer de su ex patrón). Le dicen Rafael Chocolat, o simplemente Chocolat. Le va bien, hace publicidades, alegra a los niños internados en hospitales infantiles, una mujer deja a su marido por él, forma familia. Pero, como decía Minguito, "no todas son rosas en el camino de la vida. También están las espinas y el piojillo". Y en esa época, las espinas se clavaban hondo, y no todas las bofetadas eran falsas.
En 2012 Gérard Noiriel, historiador de inmigrantes y clase obrera en Francia, publicó su vida. Sobre ese libro, pero simplificando bastante las peripecias, Roschdy Zem hizo esta película. Zem es actor ("Días de gloria", Mejor Actor en Cannes, "Tres hermanos, tres destinos", etc.) y director de peso. Sabe contar las cosas, y se reúne con buena gente: su coguionista Olivier Gorce y el dramaturgo Cyril Gely ("Diplomacia"), el músico Gabriel Yared, Jéremy Duchier para la minuciosa reconstrucción de época, y, frente a las cámaras, dos actorazos: Omar Sy, el morocho de "Amigos intocables", y el suizo James Thierrée, que del arte clownesco sabe un montón, como que creció en Le Cirque Invisible de sus padres, Jean-Baptiste Thierrée y Victoria Chaplin. Su abuelo era Carlitos Chaplin. La cara, la mirada, y la forma de darse porrazos con toda elegancia lo certifican.
Buena película, puede hacer combo con dos cortos de los hermanos Lumière, 1897, que registran a la auténtica dupla Footit y Chocolat, y el documental "Chocolat, une histoire du rire" (Judith Sibony, 2016) que profundiza en la visión humorística, no siempre amable, de los negros en Francia, desde Chocolat y Josephine Baker hasta el presente. El libro de Noiriel, "Chocolat, clown négre", no está traducido.