Fallida adaptación de un videojuego
Una nueva (y fallida) adaptación de un videojuego llega a la gran pantalla de la mano de la pareja Paul W. S. Anderson y Milla Jovovich.
El director y la actriz vuelven a unir sus talentos para traernos una historia que promete mucha acción, bichos extraños y un cúmulo de efectos especiales.
Monster Hunter: La cacería comienza (Monster Hunter, 2020) combina dos factores que, a primera vista, pueden resultar atractivos: la supervivencia y la confrontación contra seres terroríficos. Lo que pretende ser una aventura cargada de emoción, pasa a convertirse en una película precipitada, sin sentido y que suda artificialidad. Las escenas de acción son el núcleo central de la obra, dejando de lado el diseño de las distintas aristas de los personajes y la profundidad de la trama. Con una primera hora para el olvido, es probable que los fans del videojuego se sientan decepcionados.
Milla Jovovich (El quinto elemento) es otra vez la cara de una adaptación de un juego de consolas al cine. Tras cinco entregas de Resident Evil, Paul W. S. Anderson decide ir por más con los recursos técnicos que él conoce. El inicio de esta nueva franquicia resulta un paso atrás en la filmografía del director de Mortal Kombat (1995). Un guion repleto de cursilerías y una duración de hora y media capaz de parecer el doble son algunos de los condimentos de esta decepción cinematográfica.
Tony Jaa (Ong Bank), en el papel de un superviviente que combate los monstruos, y un desdibujado Diego Boneta, el Luis Miguel de Netflix, son las caras más conocidas del resto del reparto. Algo para rescatar de la película son las escenas que protagonizan Jovovich y Jaa. Estas resultan de lo mejor (y de lo más cómico) del largometraje. Aunque sus personajes no compatibilicen desde el lenguaje, la química es evidente y conforma el rasgo más humano del film. Pese a eso, todo lo demás agobia, resulta difícil de digerir y de tomárselo en serio.
Monster Hunter: la cacería comienza es un producto apático y sin alma. Es incompresible que, en el 2021, aún existan este tipo de realizaciones estandarizadas que burlan al cine y subestiman al espectador.