La diferencia como fortaleza
Parece mentira que hayan transcurrido más de diez años desde que Pixar desmitificara el horror máximo de los niños tornándolo adorable: el monstruo que se esconde en el ropero no es otra cosa que un asustador profesional que obtiene energía de los gritos que surgen de los pequeños espantados.
Con esta premisa innovadora y rupturista llegaban a nuestras vidas Mike Wazowski (aquel adorable ser de un solo ojo y verborragia incesante) y James Sullivan un enorme peluche bicolor irreverente, que nació para ser un asustador nato y profesional.
Con ellos el gran mito de la sociedad norteamericana centrado en lo que los closets ocultan parecía llegar a su fin generando aquello que por generaciones sonaba imposible: la empatía con el monstruo, la reinvención de los clásicos relatos para asustar niños.
Pero como toda nueva historia que se precie era probable tener unos años después entre nosotros la génesis misma de esa factoría de monstruos y así poder entender cómo aquellos seres habían sido capacitados para lograr su importante tarea. Por eso llega hoy a nuestra pantalla Monsters University: una precuela que nos muestra la infancia y adolescencia universitaria de nuestros dos héroes monstruos (por más contradictoria que parezca la expresión).
Aquí podremos conocer a un pequeñísimo Mike, eterno estigmatizado por ser el “diferente” y poco apto, segregado por sus congéneres -convengamos que no ser apto como monstruo si es la escala más baja de la degradación de un ser vivo-. Su mayor ambición es lograr ser aceptado y reconocido como uno de los más grandes asustadores y será la facultad de sustos el lugar indicado para demostrar que con dedicación y esfuerzo los destinos pueden torcerse por más esquivos que los mismos sean.
Por su parte Sullivan sin dedicación ni esmero parece tener el éxito ganado por su sola estampa y presencia aterradora, así será como ambos personajes tan opuestos pero con tanto que aprender el uno del otro se verán unidos para dar pelea en medio del ámbito hostil universitario.
Pixar extrapola el típico modelo de conflicto norteamericano adolescente y lo lleva a lo que tal vez sea un desfile incesante de seres monstruosos en el sentido menos literal del término.
Estará así presente el bullyng (o acoso escolar), la estigmatización del diferente, las pandillas, las novatadas y será en medio de este ambiente donde tanto Mike como Sullivan deberán lograr no sólo definir sus destinos sino demostrar que no siempre los menos populares son los perdedores o los menos aptos.
Pero no estarán solos en esta tarea y para variar serán los representantes de la fraternidad menos glamorosa de la universidad, y de esta diferencia tomarán la fuerza motora para intentar lograr lo imposible: vencer a los aceptados y ser la voz de los monstruos desclasados.
Pixar se ha aggiornado a los tiempos que corren y hoy por reconocer que el sueño de los niños ya no pase tal vez por ser príncipes o princesas, sino por simplemente poder seguir las ambiciones y las metas en medio de un ambiente de respeto. Y tal vez por eso desde la más temprana edad ya trata de que esos niños que ven sus films no sólo aprendan a amar a los monstruos sino que optimicen sus propias diferencias para convertirlas en ese elemento distintivo que les permita crecer, desde la diversidad.
Un dato más para los padres que acompañen a los niños a las salas: con anterioridad al film se estrena el corto The Blue Umbrella (Azu –lado) una autentica mini obra de arte y conmovedora historia de amor entre dos paraguas coloridos en medio de un mundo gris (nuevamente lo diferente como virtud). Imperdible.