Se estrenó “MOONFALL”, un nuevo film de ciencia ficción, protagonizado por Patrick Wilson y Halle Berry, con expectativas que llegan hasta la Luna.
Brian Harper (Wilson) es un astronauta de la NASA que, durante una misión de rutina en un satélite, presencia la muerte de un compañero a causa de un choque con una masa desconocida, que además deja la nave sin dispositivos electrónicos. Harper logra aterrizar sin aparatos y regresar a la Tierra, salvando a su compañera Jo Fowler (Berry) quien había quedado inconsciente. A pesar de su heroico regreso, la NASA cuestiona su forma de proceder, enjuiciándolo y retirándole su apoyo. Casi una década después, un teórico de la conspiración, el Dr. Houseman (John Bradley-West), descubre que la Luna ha cambiado su órbita de manera preocupante y ante la falta de respuesta de las autoridades, recurre a Harper. Ambos, junto con Fowler, se vuelven claves para salvar el mundo de una fuerza destructiva desconocida.
“Moonfall” es una pieza audiovisual sumamente interesante y llena de premisas enroscadas, bien planteadas pero apuradas por el montaje en algunos momentos del film, sobre todo al principio, que el ritmo es difícil de seguir. Sin embargo, vale la pena ya que la historia es apasionante, en especial para aquellos aficionados a las teorías conspirativas sobre el espacio exterior.
Los actores están bien elegidos para sus roles y los momentos de acción, explicativos, coreográficos y efectistas son ejecutados impecablemente. Hay ocasionales intentos de que el público empatice con otros aspectos de la vida de los personajes, por ejemplo, afectos, familia, cariño, calidez. Esto no se logra, ya que el ritmo del montaje arrastra esos momentos y los apura, sin lograr suavizar la pantalla, resultando en momentos tibios que no llegan a tocarnos de cerca. Las actuaciones son todas buenas a pesar del ritmo no logrado en post-producción, destacando, sobre todo, a Bradley-West con su papel de teórico conspiranoico, que demuestra una vez más su capacidad para aliviar momentos de tensión con humor.
Cabe aclarar, lastimosamente, que los guionistas (entre los que ubicamos al director del film, Roland Emmerich) se toman muchas licencias científicas, y en el medio del caos de la historia, muchas cosas salen misteriosamente bien, y estas ayudan a los protagonistas a lograr sus objetivos, casi sin obstáculos realistas. La película coquetea peligrosamente con el típico “deus ex machina”, y, a partir de esto, se vuelve ocasionalmente predecible.
Los departamentos de sonido y banda sonora, arte y vestuario, efectos visuales, fotografía, y CGI (imágenes generadas por computadora), se llevan todos los premios. El film es entretenido y apasionante gracias a todos los aspectos técnicos-artísticos de la producción y post-producción, dejando afuera a los ya mencionados guion y montaje.
“MOONFALL” es una pieza sumamente entretenida y muy estimulante, que volvería a ver. Personalmente, disfruté mucho ver a Patrick Wilson lookeado como “paria de la NASA”, motoquero y astronauta rudo que busca redención; es una cara muy agradable como protagonista. Recomendadisima para ver en familia este fin de semana.
Por Carole Sang