De forma muy sintética podemos decir que la nueva película de Roland Emmerich nos cuenta la historia del astronauta Brian Harper (Patrick Wilson) quien en una misión espacial en el año 2011 sufre un accidente del cual es responsabilizado por la NASA, ya que su compañero perdió la vida en el mismo. Luego de declarar que su misión fue atacada por una entidad extraterrestre es desacreditado por la agencia espacial y enviado al ostracismo hasta el año 2021 cuando un fanático de la teoría de las mega estructuras, KC Houseman (John Bradley) se contacta con él ya que tiene información sobre el cambio en la órbita lunar y los posibles estragos que podría causar esto en la tierra. A partir de ese momento Harper y Houseman, con la ayuda de la capitana de la tripulación siniestrada en 2011, Jo Fowler (Halle Berry) deben iniciar una campaña concientizar a la comunidad científica y militar sobre lo que podría ser un ataque extraterrestre.
Moonfall la nueva película del maestro del cine catástrofe Roland Emmerich (decirle maestro no es un acto de obsecuencia sino un hecho objetivo, ya que sus obras más allá de la calidad que tienen, tratan sobre este tipo de acontecimientos) es una exhibición de sus temáticas clásicas: individualismo, patriotismo, familia y la obsesión estadounidense por solucionar cualquier problema tratándolo como una hipótesis de conflicto pasible de bombardear, torturar o asesinar; en esta lógica hasta la luna puede ser considerada un terrorista que no merece consideración, sin importar las consecuencias de destruirla. Pues sí, en esta película la enemiga es la luna y el único que pueden ponerle fin a su reinado de terror es el país de las barras y las estrellas.
En Moonfall nos encontramos con la típica historia del sujeto que ha caído en desgracia entre sus colegas y que debe cargar con una verdad que nadie cree pero que podría salvar el mundo. Esto ya lo ha hecho el director en 2012 (2012, 2009), Día de la independencia (Independence Day, 1996) e inclusive en El día después de mañana (The Day After Tomorrow,2004), es decir la utilización del típico héroe que para reivindicarse debe salvar al mundo. Nuevamente Emmerich utiliza a un personaje fanático de las teorías de la conspiración como fuente de la verdad, quien a simple vista es un loco pero que en realidad esconde una sabiduría que el mundo necesita; los locos y los descarriados son quienes tienen la salvación del mundo.
En esta película se repiten todos los tópicos del cine de este director, inclusive algunas tramas de los personajes parecen copiadas de películas anteriores: el padre adicto al trabajo que debe reconectar con sus hijos, el padrastro comprensivo y amable que debe sufrir un castigo por su bondad y el fenómeno extraño que lleva a los protagonistas al límite, aún sin comprender de que se trata. Como en todas sus películas el extrañamiento ante el fenómeno anormal no produce la parálisis ni el miedo en los protagonistas, sino que saca a flote el valor y el espíritu de equipo típico del clásico héroe musculoso, viril y por sobre todas las cosas americano (o mejor dicho estadounidense) quien se impone al egoísmo y la cobardía.
Esta película parece un compendio de todas las tramas que ha trabajado el director ya que reconoceremos elementos de Día de la independencia 2: Contrataque (Independence day: Resurgence, 2016) y otras producciones en las cuales el director nos cuenta su versión del fin del mundo y sus consecuencias. Emmerich, de alguna manera, trata de instalarse con una saga cósmica como lo hizo con la secuela del día de la independencia, la cual fue interrumpida debido al fracaso de la cinta. En Moonfall se nos presentan esos elementos, pero con tanta torpeza que no es nada atractivo.
Tal vez lo más atractivo de esta película es el tráiler ya que en este al dosificar la información y guardar las sorpresas para la película uno se hace la idea de que nos encontramos ante un argumento parecido al de la película china La tierra errante (Liu lang di qiu, 2019) pero no, solo fue un tráiler bien trabajado que supo mantener escondido el tema de la película, en remplazo lo que obtenemos es otra película genérica de un conflicto intergaláctico en el cual el humano (o mejor dicho el hombre estadounidense, ya que el resto de los países no aparecen en este conflicto interplanetario y miran con mucha displicencia el desarrollo de la lucha de los estadounidenses por proteger al resto de la humanidad que espera paciente y atentamente la labor de nuestros héroes) debe enfrentar a un enemigo extranjero que lo único que quiere es acabar con nuestro estilo de vida, es así desde hace algunos años Emmerich ha perdido las sutilezas y lo único que nos entrega son obras repetitivas que si tienen algún mensaje este fascismo encubierto .
Roland Emmerich nos entrega una película cargada de efectos digitales que al mismo tiempo es torpe; con un desarrollo escaso de los personajes; con una narración que por momentos es intensa y entretenida pero que por otros se vuelve aburrida y repetitiva; con un guión que es un pastiche de sus obras anteriores y que no presenta ningún tipo de virtuosismo y que por sobre todas las cosas carece de originalidad.