Candidata, sin dudas, a estar en el podio de las peores películas del año, la nueva propuesta dirigida por el experto en cine catástrofe, Roland Emmerich, mezcla géneros, tonos, ritmos, convirtiéndose en un despropósito total. Un mamotreto que nunca decide ir hacia un lugar concreto y en el que Halle Berry suma (cuántas ya) otra de sus peores actuaciones.