A pesar de sus problemas, Morbius, la nueva película de Marvel-Columbia-Sony, protagonizada por Jared Leto y dirigida por el competente Daniel Espinosa (Life: Vida inteligente), se sostiene gracias a la nobleza de su planteo y a la eficacia de su ejecución. El director la hace fácil, y en menos de dos horas logra plantear con claridad y pragmatismo (y muchas licencias y trazo grueso) el nacimiento del antihéroe vampírico.
Lo mejor de Morbius es que no parece una película de Marvel, es decir que no necesita apoyarse en películas previas para tener sentido, ya que es una película autosuficiente, que funciona independientemente del resto de los filmes del universo al que pertenece.
La historia se limita a narrar el nacimiento de Morbius, incluyendo a quien será su villano, a su novia, a los detectives que lo persiguen y nada más. De hecho, es la primera vez que las escenas poscréditos no interesan tanto como en anteriores entregas, como si estuvieran metidas por exigencias de la industria. Y he aquí el sutil atrevimiento de Espinosa, quien cuida lo suyo para salirse con la suya.
La película, que pertenece al multiverso de Spider-Man, tiene algunas escenas innecesarias, incoherencias varias y momentos fallidos, pero funciona lo mismo porque se circunscribe al esquema de un género preciso y a desarrollar una narración clásica, con los efectos visuales a los que nos tiene acostumbrados la casa, siempre respetuosos de la estética de los cómics. Se agradece también su duración, algo que nunca habían hecho las anteriores películas de Marvel: durar menos de dos horas.
El otro acierto es que se maneja con pocos personajes. Están el bueno y el malo, Michael Morbius (Jared Leto) y Lucien/Milo (Matt Smith), y un par de secundarios que dan sostén a la historia y al personaje principal, como la doctora Martine Bancroft (Adria Arjona) y el doctor/mentor Emil Nikols (Jared Harris). El esquema simple ayuda a que el espectador no se sienta saturado con tanta información.
Morbius es una película de fórmula, que narra con cierta eficacia la historia del doctor Morbius y cómo llega a transformarse en un monstruo chupasangre. En los primeros minutos, se remonta a la infancia, al encuentro con su hermano del alma Milo, quien padece la misma rara enfermedad, y aprovecha para presentar al mentor de ambos, Nikols, quien descubre el talento de Michael y lo manda a estudiar medicina.
Una vez recibido y convertido en científico, Morbius experimenta con sangre de murciélagos y descubre la cura para su enfermedad, pero la solución trae consecuencias indeseadas. Cuando se inyecta la dosis de su descubrimiento, se siente mejor, rejuvenece y empieza a tener una fuerza sobrehumana. Y, a su vez, descubre que cuando no se alimenta de sangre humana, se transforma en un murciélago antropomórfico con instinto asesino.
La actuación de Jared Leto cumple con las exigencias de un guion sin complejidades argumentativas, y de una historia que puede ser disfrutada tanto por los fans como por el público no familiarizado con el universo del superhéroe.
Morbius tiene escenas poco logradas, carece de humor, por momentos peca de solemne y es asexuada (la relación entre Morbius y su novia está desperdiciada, ya que nunca se animan a consumar el amor). Sin embargo, es una película noble, directa y autosuficiente, que cuenta una historia que entretiene con algunos momentos inspirados.