Morbius

Crítica de María Paula Iranzo - Cine Argentino Hoy

Qué se hace cuando la persona más buena del mundo logra un avance significativo, sin embargo termina perjudicando la situación aún más. Aunque no se está hablando de El Increíble Hulk, esta pregunta constituye la base de Morbius, la nueva entrega perteneciente a la asociación entre Sony y Marvel, que se estrena en cines el 31 de marzo.
El Dr. Michael Morbius (Jared Leto) sufre de una rara enfermedad genética que lo tiene a mal traer, y dedicó su carrera médica en encontrar una cura -además de crear sangre artificial, por lo cual salvó a mucha gente y rechazó un Premio Nobel-. Su amigo de la infancia, Milo (Matt Smith), ayuda a financiar esta búsqueda, la que lo lleva a atrapar murciélagos (pobres animales, siempre la ligan ellos) en Costa Rica. Pero lo que podría ser un descubrimiento que le puede salvar la vida, también tiene el poder de destruirla.
La queja no recaerá en los efectos especiales ni en las escenas de acción, ambas cosas bastante bien logradas con una interesante mezcla entre Matrix, Daredevil (la serie) y Smallville (sí, esa serie). El gran problema de esta película es el guion: tiene una estructura un poco desordenada, el desarrollo de los personajes es mínimo, y tiene un climax tan repentino que ni siquiera se digna en tomarse su tiempo en cerrar la película. Se tomaron decisiones y se crearon vínculos que no se explican en lo absoluto, lo que se dice “tirado de los pelos”. No mucho se puede esperar de quienes escribieron Dioses de Egipto (2016).
Las actuaciones son correctas: la relación y el antagonismo entre los personajes de Jared Leto y Matt Smith está muy bien hecha; mientras que el personaje de Jared Harris (el actorazo de Chernobyl) no tiene mucha participación y el de Adria Arjona (hija de Ricardo) queda relegado como el interés romántico y no mucho más -cosa que trae recuerdos de la Dra. Christina Palmer en Doctor Strange-. Talento hay y se ve en pantalla, pero los actores no pueden hacer mucha magia con el material provisto.
Vale aclarar que tiene dos escenas post-créditos que a pesar de brindar información que puede atraer al público, no ayudan a salvar el final y dejan al espectador con bastantes dudas. La verdad que sería raro que se armen teorías conspirativas después de ver Morbius.