El hombre del bigote
Johnny Depp es sin dudas, uno de los actores más exitosos del momento. Cobra un jugoso caché y se permite filmar solo un par de películas al año. Sin embargo tiene apenas un personaje taquillero: Jack Sparrow. Con Mortdecai, el artista del engaño (Mortdecai, 2015) intenta instalar otra de sus carismáticas criaturas en el imaginario popular.
Charlie Mortdecai (Depp) es un simpático delincuente, refinado al estilo aristocrático inglés. Porta un singular bigote y osa de los buenos modales británicos, con la misma astucia que usa para el engaño y la estafa en la compra-venta de obras de arte. Cuando el inspector Alistair Martland (Ewan McGregor) le pide que recupere una cotizada pintura de Goya, que en su dorso cuenta con un número de cuenta de un perdido tesoro nazi, se embarca en su búsqueda por importantes ciudades del mundo con su leal asistente Jock Strapp (Paul Bettany).
Mortdecai es un personaje proveniente de una popular trilogía literaria escrita por Kyril Bonfiglioli. En su adaptación para la pantalla grande, Johnny Depp –también productor- pone en escena todo su histrionismo para dejar huella en el público. El film está dirigido por el correcto David Koepp, guionista de varios éxitos de los últimos veinte años, que ya había colaborado con Depp detrás de cámara en La ventana secreta (Secret Window, 2004).
Mortdecai, el artista del engaño es una comedia de acción, esa rara mezcla de géneros cuyo tono caricaturesco siempre está al borde del ridículo y sólo en contados casos logra destacarse de un simple producto de entretenimiento. Esta película no es la excepción, además de contar con un humor inglés un tanto excéntrico para estas latitudes, que puede ser tanto su virtud como su defecto en iguales dimensiones.
Mucha acción, un personaje caricaturesco que busca por todos los medios ser encantador, un reparto de primer nivel (Gwyneth Paltrow como Johanna Mortdecai, esposa del protagonista, los mencionados Paul Bettany y Ewan McGregor, sumados a Jeff Goldblum, entre otros actores de renombre), en una película que termina siendo un agradable pasatiempo pero que se desintegra del recuerdo ni bien termina la proyección.