Motín en Sierra Chica es una película difícil de criticar y sobre la cual tampoco se puede escribir mucho.
Hay que tener en cuenta que es una producción de bajísimo presupuesto y por lo tanto no llega a un nivel técnico y estético de una “película industrial”.
Aún así, para poder encontrarle la vuelta como espectador, da la sensación de que hay que verla como una película un tanto bizarra e incluso clase Z, no por la historia ya que es un hecho real que ocurrió en el famoso penal en 1996 sino por algunas secuencias y diálogos entre los presos.
Esto hace bastante ruido porque se queda en camino entre la solemnidad de un relato de ficción y la parodia grotesca con tintes de cine gore. Falta definición de identidad como un todo.
Aún así hay que destacar la labor actoral aunque algunas escenas están un poco sobreactuadas.
Motín en Sierra Chica es una experiencia diferente, más bien de festival de cine independiente que de una sala de complejo, y claramente el primer grupo es el público al cual apunta