Desde Israel llega Motivación Cero
Zohar y Daffi son dos amigas que están prestando servicio en el ejército israelí. Ambas cumplen funciones administrativas en el departamento de recursos humanos de una base alejada de la ciudad, y ninguna de las dos esta cómoda en el trabajo. Zohar que proviene de un Kibutz y por lo tanto reconoce la importancia del trabajo en post de un objetivo común, rechaza el trabajo encomendado, por encontrarlo muy por debajo de la línea de lo necesario es burocrático y tedioso, y solo representa una perdida de tiempo, mientras que Daffi, de una vida más acomodada, ve en el trabajo solo la incomodidad la lejanía y la falta de afectos.
Motivación Cero, que se presenta en el formato de la comedia dramática, tiene algunos momentos graciosos, pero principalmente se centra en los problemas en la vida de estos dos personajes, que carecen de toda motivación por el trabajo y el tiempo que este les insume, al mismo tiempo que carecen de las posibilidades de llevar una vida civil normal, y muy por debajo de la línea argumental (muy pero muy por debajo, el director no construye las metáforas necesarias para que esto sea realmente parte de la trama), nos muestra las diferencias conceptuales de la crianza en un régimen socialista de un kibutz, versus las del mundo capitalista encarnadas por Daffi.
El cine de género muchas veces, sufre torpezas cuando se lo saca de la zona de confort que implica el cine de Hollywood. Motivación Cero no será la excepción a esta regla, y eso se verá en los forzados diálogos, las actuaciones que fluctúan entre el realismo norteamericano y la honestidad al que el cine israelí nos tiene acostumbrados y en la relativamente inocua puesta en escena que realiza el director.
Hace unos años, ver esta película hubiese sido una cita imperdible, pero hoy día, habiendo tanto cine de Israel en las carteleras a lo largo del año y en los diferentes festivales y ciclos, Motivación Cero pasa a ser una película un tanto menor, y definitivamente prescindible.