Chicas pesadas
La opera prima de la realizadora israelí Talya Lavie, por un lado procura traspolar a la pantalla grande su experiencia como secretaria en el ejército desde lo cotidiano y hace gala en el llamado universo femenino, pero por otro lado bajo un tono ligado a la comedia negra toma el modelo de la franquicia Sex and the city para mezclarla con el tono de la serie icónica de los 80 Mash.
En esa mezcla de texturas, discursos, se concentra el jugo de Motivación Cero, también allí descansan sus propios límites en cuanto a propuesta, que no deja de traspasar el umbral de lo anecdótico. Quienes llevan el ritmo son dos personajes, amigas que comparten el escenario del ejército pero que se verán distanciadas debido a que una de ellas pretende un traslado a Tel Aviv. En medio de dimes y diretes, situaciones complicadas que marcan el enfrentamiento entre ambas, aparecen una serie de personajes secundarios que aportan los aspectos lúdicos y graciosos de esta película.
La mirada sobre el machismo imperante en el ejército israelí dice presente pero también el difícil rol de la mujer que trata de adaptarse a las reglas de ese mundo, aunque el denominador común de cada uno de estos personajes es la apatía por casi todo. Un trabajo rutinario de oficina, ordenar fichas o papeles que luego deben destruirse forma parte del derrotero de Daffi (Nelly Tagar), quien anhela escapar de la rutina para probar suerte en el campamento de Tel Aviv, mientras que Zohar (Dana Ivgy) representa todo lo contrario desde sus actitudes rebeldes por el trabajo, resistencia a la autoridad y falta de compañerismo.
Pequeñas viñetas estructuran esta comedia negra, que por momentos apela al factor emocional para desarrollar subtramas que se vinculan con aspectos íntimos de cada una de las mujeres retratadas, sin menoscabar la cuota de humor, los estereotipos y algo de cinismo que provoca en el espectador una sensación agradable y hace del visionado de esta cinta un ejercicio placentero.