Nunca es tarde para... cazar nazis
Un patético anciano judío encuentra una nueva motivación en su vida cuando se entera de que un jerarca nazi está en Uruguay y sale en su búsqueda.
Esta nueva película del director de Mal día para pescar fue una de las favoritas del circuito de festivales del año pasado y ha sido celebrada por el público con risas y aplausos. Sin embargo, más allá de la solidez y el ingenio con que está realizada, a mí su propuesta de humor absurdo, demasiado al borde del patetismo, su idea de tomarse a la ligera ciertos temas y de reírse más DEL que CON el personaje me resultó un poco molesta.
El protagonista es Jacobo Kaplan (el chileno Héctor Noguer), un inmigrante de 76 años que huyó del horror de la Segunda Guerra Mundial (la acción transcurre un par de décadas atrás) y está en crisis en todos las aspectos y en todos los niveles de su vida.
Cuando trasciende la noticia de que habría un jerarca nazi suelto en una playa uruguaya, se convierte en un émulo de Simon Wiesenthal y sale a cazarlo con la ayuda de un (también patético, pero algo más querible) ex policía con no menos problemas familiares.
Este improbable dúo vivirá todo tipo de enredos mientras vigila y enfrenta al viejo alemán. Lo dicho: el film es muy comprador, pero mientras casi todos disfrutaban de la propuesta de Brechner, a mí me incomodó y, por momentos, me irritó. Igual, no se trata de una película del todo desdeñable. Para ver y, claro, discutir. Mucho.