La vida vista desde lo alto de la edad puede tener muchas aristas en todos. Hay un gran camino recorrido a lo largo de los años. Algunos reciben el “click” de “estoy viejo” de distinta manera. Con cierta depresión por ejemplo, y como se muestra en éste estreno sólo hace falta ver la mirada desganada, o escuchar la voz resignada, de Jacobo Kaplan (Héctor Noguera).
Descansando en el nombre y en la historia bíblica que indicaba una vida destinada a hacer y ser algo extraordinaria, Jacobo siente que su vida pasó sin pena ni gloria. Así vive éste uruguayo que no se mata porque una noticia (el punto de giro de la trama, por otra parte) le despierta una curiosidad detectivesca. Allí va, junto a un casi involuntario ayudante Wilson (Néstor Guzzini), a investigar la pista de un supuesto nazi viviendo ahí nomás y escondido en la impunidad del anonimato.
“Mr. Kaplan” es ante todo una comedia reflexiva que no por plantear este asunto como excusa para darle un sentido a la vida del personaje central en el último tramo de su presencia en el planeta, deja de lado momentos de humor muy logrados. Esos gags y situaciones funcionan porque el guión se arma desde la construcción del personaje y por ende es lo que le sucede en sus intentos, lo más logrado de toda la producción.
Tal vez la decisión de Alvaro Brechner de no abandonar la idea de que, en cualquier edad, todo depende de uno, solidifica la estructura dramática y le da consistencia al relato.
“Mr. Kaplan” es una película que se disfruta de principio a fin, apoyada en los buenos trabajos actorales de la dupla y de una edición que se toma el tiempo para contar todo lo que puede, lo mejor que puede. En el último tramo del año, una que vale la pena buscar.