Esta película es una de esas tortas que tienen una apariencia deliciosa, que de tan solo verlas ya querés comer, pero al hacerlo te das cuenta que todo se queda en apariencias, que esa aparentemente deliciosa torta no posee un sabor deseable, sino más bien un sin sabor de sensaciones que terminan preguntándote ¿qué acabaste de comer?
No voy a decir que la película de Alejandro Fadel es un bodrio, sólo tira por la borda aspectos trabajados de forma fantástica debido a una no muy sólida estructura narrativa que planea ser sostenida por personajes pocos profundos, actuaciones simples y un intento de incluir tantos elementos tal cual una ensalada que termina confundiendo al espectador.