Kenneth Branagh, Gal Gadot y un elenco estelar
Basada en la novela original de Agatha Christie, Kennet Branagh esta vez se redime con Muerte en el Nilo de lo que fue la adaptación endeble de la película anterior, Asesinato en el Expreso de Oriente (2017), en la que interpreta por primera vez al inefable detective Hercules Poirot.
En esta ocasión, tal vez porque han afinado el lápiz del guion, porque han pensado en un elenco que no haga agua (a esta altura no es secreto que no me dejó conforme el primer acercamiento a las aventuras de Poirot), logran dar en la tecla en una película con buen ritmo, que no decae, que resulta entretenida en el buen sentido y logra mayor empatía emocional. En una época de guiones que parecen vacíos y que dejan de lado las emociones humanas primarias, esas que el cine necesita abordar antes que ningún otro punto para volverse interesante de cara al espectador, el director logra revertir el mal paso y valerse de ello. Aunque el inicio es un poco flojo en su explicación del personaje, levanta vuelo rápidamente.
La novela fue publicada en 1937 y tuvo varias y diferentes versiones, por lo cual es imposible mencionar a todas, pero entre ellas se encuentran una obra de teatro de 1944 y otra para la pantalla grande (además de la serie británica protagonizada por David Suchet entre 1989 y 2013), con otro elenco perfecto y pleno de grandes nombres de la industria, a saber: Peter Ustinov, Jane Birkin, Bette Davis, Mia Farrow, George Kennedy, Angela Lansbury, David Niven, Maggie Smith y Jack Warden.
Branagh captura en esta producción la esencia de Poirot y genera una clima clásico con ayuda de Gal Gadot, quien tiene un carisma y una posibilidad de adaptación prácticamente sin igual a lo que sea que se le pida, secundada en ello por otros nombres que cumplen su rol perfectamente, como Armie Hammer, Emma Mackey, Annette Bening, Tom Bateman, Ali Fazal, Russell Brand, Sophie Okonedo, Letitia Wright y Dawn French; y, por supuesto, el propio director en el papel del investigador belga.