Islandia, una pequeña y fascinante isla con 340 mil habitantes, la menor tasa de desempleo del mundo con 3,4 por ciento, y el séptimo país con el PBI per capita más alto con 68 mil dólares, es un país cuyos habitantes pueden darse el lujo de tomarse muy seriamente el futuro del planeta.
Así se expone en “Mujer en guerra”, una genial muestra de la escasa producción audiovisual que llega de ese país a Argentina, entre la cual figuran las películas “Rams” o “El inadaptado”, o la serie policial “Trapped” que se ve por Netflix. La protagonista de “Mujer en guerra” es una profesora de canto que a sus casi 50 años decide luchar contra una empresa metalúrgica que pone en peligro el medioambiente. Su obsesión es hacer colapsar la red eléctrica y parar la producción, pero una olvidada solicitud de adopción introduce dudas en sus proyectos.
El filme adquiere llamativa actualidad estos días, a partir de la enérgica intervención que tuvo la adolescente sueca Greta Thunberg en la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas, donde desafió a los líderes del mundo a detener el calentamiento global. A eso se suman aciertos técnicos, estéticos y narrativos, en un filme en el que la banda de sonido es, literalmente, una banda que aparece en escena, con una atmósfera que recuerda a Emir Kusturica, el humor ácido de Richard Linklater y una protagonista -y muy buena actriz- con la tenacidad de una Norma Rae.