Mujer Maravilla 1984, cuando "la verdad es suficiente"
Mujer Maravilla 1984 (Wonder Woman 1984, 2020) como secuela deMujer Maravilla (Wonder Woman, 2017)retoma los acontecimientos y la vida de la poderosa heroína de DC Comics varias décadas después ambientándose como su título indica en la década del `80. Recordemos brevemente que el personaje de la Mujer Maravilla había tenido su debut live-action en la serie televisiva interpretada por Lynda Carter (la cual abarcó desde 1975 a 1979), quizás como efecto colateral del movimiento feminista norteamericano de los ´70 que utilizó al personaje femenino de DC Comics para la tapa del primer ejemplar de la revista Ms.Magazine.En 2016 a modo de presentación de lo que sería el universo en cuestión, fue interpretada por primera vez en la pantalla grande por Gal Gadot, para luego dar paso a su película singular en 2017. Resulta pertinente reflexionar si las transposiciones televisiva y cinematográfica de dicho personaje mujeril, estuvieron o no estrechamente vinculadas a las olas feministas de cada contexto de producción respectivamente. Recordemos que el comic de la Mujer Maravilla fue creado en 1941 por William M. Marston con el objetivo de otorgarle a las nuevas generaciones un nuevo modelo de mujer que se oponga al tipo de mujer canónico de la época.
Ahora sí, retomando el presente estreno del film Mujer Maravilla 1984, escrito y dirigido nuevamente por la óptica femenina de Patty Jenkins, quiendivide estructuralmente y de forma tradicional el relato en tres partes concernientes al inicio con la presentación de los personajes, el conflicto y su respectivo desenlace. Aunque hay que distinguir en la primera parte de la estructura un pequeño prólogo producto de un flashback (la primera película de Wonder Woman también comenzaba con un flashback), que sitúa la acción en Themyscira, la isla en donde viven las Amazonas (mujeres guerreras) y de donde es originaria nuestra protagonista Diana Prince/Mujer Maravilla, interpretada por la actriz israelí Gal Gadot.
Algo que sostengo desde Mujer Maravilla (2017) es que lo más interesante de estas nuevas transposiciones cinematográficas es la representación del universo de Themyscira, que en este caso nos lleva rápidamente a la niñez de Wonder Woman, en una competencia olímpica en un escenario que remite al antiguo coliseo romano. Mientras que en la primera entrega ese escenario duraba casi la mitad de la película, en este caso es tan sólo un breve prólogo lo cual es una lástima porque condensa la potencia feminista que genera gran emoción...