Mujer Maravilla 1984: Wonder XXL
Costó, pero sucedió… finalmente tenemos en cines argentinos el estreno de la última película salida de las entrañas del DC Universe, la secuela de la Amazona que rompió récords y que posicionó a su protagonista y directora para el mundo entero: Mujer Maravilla 1984 (Wonder Woman 84, 2020).
¿De qué va?
“Mujer Maravilla 1984”, de la directora Patty Jenkins y con el rol protagónico de Gal Gadot, es la nueva aventura de la Mujer Maravilla en pantalla grande, con un salto a la década de 1980; la veremos montar relámpagos en el cielo, vestir alas doradas y buscar cumplir un sueño mientras persigue a dos rivales nuevos y formidables: Max Lord y Cheetah. El futuro del mundo vuelve a estar en peligro, y solo la Mujer Maravilla puede salvarlo. En este nuevo capítulo de su historia, Diana Prince vive en paz entre los mortales en la animada y elegante década de 1980, una era de excesos marcada por el afán de tenerlo todo. Si bien tiene todos sus poderes, mantiene un perfil bajo, repara artefactos antiguos y solo ejecuta sus actos superheroicos de incógnito. Pero tendrá que salir a la luz y reunir toda su sabiduría, fuerza y valentía para salvar a los seres humanos de un mundo que ellos mismos construyeron.
El carisma de Gal Gadot es indiscutible, y la eficacia de Patty Jenkins como directora también. Pero WW84 (así la nombraremos en adelante) tiene ciertos pecados que parecen acercarse a los errores del pasado cercano con el Snyderverse. Diana Prince vive en el dolor de la pérdida, pasaron muchos años pero no puede olvidar a su primer amor: Steve Trevor (Chris Pine). Su vida está en pausa, y de alguna manera está traicionando a las guerreras que la precedieron. Ella vino a cambiar el mundo de los hombres y a traer la paz, y anda llorando por su primer novio.
Sus incursiones se dan de manera esporádicas, desorganizadas y en la clandestinidad: de alguna manera parece avergonzarse de quien es y su rol en el mundo. Y ahí se abren las líneas de villanía: primero Max Lord (Pedro Pascal), un empresario en quiebra que pide convertirse en piedra que entrega deseos para ser el dueño del mundo; y luego Bárbara Minerva (Kristen Wiig), una chica inteligente y algo torpe, con amor hacia la historia y las reliquias que pide ser como Diana sin saber que eso la llevará a tener superpoderes.
Ambos personajes son conocidos del comic, pero como en la mayoría de las adaptaciones nada tienen que ver con el material original, y además los descartan sin posibilitar su verdadero potencial. Pero el gran villano es la piedra: una reliquia barata que cuál si fuera la mano del mono te da un deseo pero te quita otra cosa. Esto hace surgir lo peor de los seres humanos, hasta el punto que Max pide volverse la piedra para ser quien da los deseos y consigue algo a cambio. Eso lleva a una guerra civil, una internacional, y unos alborotos frente a la Casa Blanca que fueron premonitorios teniendo en cuenta lo sucedido hace algunos meses.
Pero WW84 tiene varios pecados: la historia es larga, repetitiva y confusa. Las reglas no se cumplen del todo correctamente y se peca de cierto sentimiento naive donde se dejan de lado preguntas morales o cuestiones de guión duras. En otras situaciones uno podría ser menos demandante y estricto, pero DC tomó el camino de la seriedad, la opulencia y el look grim & gritty; y esto no nos permite desentendernos y simplemente disfrutar de la obra por ser algo fresco y liviano. Y al no ser una película corta, tampoco se le puede achacar que no tuvo tiempo de desarrollar las cosas…
Las acciones de los personajes son cuestionables, las decisiones morales son turbias, las caracterizaciones son pobres (los personajes toman decisiones o las cambian porque sí de un momento a otro) y las reglas superheroicas se contradicen con lo que previamente conocíamos. ¿A Diana no la vimos volar como Superman en Justice League sin el lazo que enlaza rayos y nubes? ¿Por qué de repente Diana tiene magia capaz de hacer las cosas invisibles? ¿Cómo hicieron para llegar a Egipto en un avión que estaba en el museo? ¿Y la nafta? Si fuese una película “liviana” uno capaz podría abstraerse de estas preguntas y ponerse en modo no-brainer para disfrutar del espectáculo.
Pero esta película plantea otra cosa, es seria y adulta.
Las peleas no tienen sentido de ser: ¿por qué estar toda la película hablando de una armadura que luego es incómoda y termina no siendo útil? ¿Por qué se arma tan burdamente la justificación para que Minerva se convierta en Cheetah? ¿Por qué no podemos mantener a los personajes para que crezcan en lugar de ser peones que se van eliminando ya que “así lo pide la trama”?
WW84 ostenta muchos problemas de guión, se siente un poco extensa para lo que cuenta, pero se basa en el carisma de su protagonista y en escenas de acción con efectos visuales que realzan la nostalgia que produce la década de los 80s. Algo que ya vimos bastante en Netflix. Hacia los créditos hay una escena posterior, que es sobre todo un chiste (muy lindo igual) que va al podio de las escenas más intrascendentes para el universo cinematográfico, al nivel de la post-créditos de Iron Man 3. Ya hay confirmada una tercera parte del mismo tandem Gadot/Jenkins, esperemos que sea mejor y nos haga emocionar y sorprender como la primera parte, entendiendo que no es necesario que todo sea XXL, a pesar de haber estrenado una película de 4 horas en el mismo universo, JUSTO el mismo día.