Luego de atrasos vinculados al marco pandémico finalmente llega la secuela de «Wonder Woman» (2017) al servicio de streaming HBO MAX (con fecha todavía pendiente para su lanzamiento en América Latina).
Ya a esta altura y con tantas películas de superhéroes estrenadas es difícil sorprenderse con alguna. No solo por la gran oferta que abunda, haciendo que tengamos varias de ellas por año, sino además porque todas (o al menos la mayoría) parecen estar cortada por la misma tijera. La primera película en solitario de la Mujer Maravilla, lanzada por allá en 2017, fue todo un suceso porque significaba la primera versión en pantalla grande del personaje y además porque no había muchos antecedentes de personajes femeninos fuertes del mundo del comic (hubo algunos intentos como «Supergirl» de 1984, «Catwoman» de 2004 y «Elektra» de 2005 pero con malos resultados). DC parecía dar el primer paso poniendo a uno de sus personajes más grandes y populares como precedente y logró convencer tanto a la crítica como a la audiencia. El carisma de Gal Gadot tuvo mucho que ver con esto, pero también la visión de la directora Patty Jenkins («Monster» -2003- ) que supo plasmar la esencia del personaje y llevarla al siglo XXI.
Además, DC venía de muchos traspiés en la creación de su Universo Cinematográfico que buscaba competir con el de Marvel, y no pasó mucho tiempo hasta que se confirmara su secuela. Nuevamente se la convocó a Jenkins para que se ponga detrás de las cámaras y se había anunciado que iba a desarrollarse en la década de los ’80 como parte de esa nostalgia que viene dándose hace varios años de rendirle tributo a esa época.
El largometraje nos presenta a una Diana Prince (Gal Gadot) totalmente adaptada a la vida en Estados Unidos, con un trabajo en el Museo Smithsoniano de Washington y tratando de dejar atrás la muerte de Steve Trevor (Chris Pine). Ya pasaron más de 60 años, de los sucesos de la primera película y Diana parece encargarse de prevenir choques en la vía publica, robos en centros comerciales y todo tipo de cuestiones que no parecen causarle demasiado esfuerzo. Un día, al museo llegan un montón de artículos robados que trataban de ser vendidos en el mercado negro y allí descubre una extraña piedra que esconde algunos poderes. Diana intenta descifrar qué secretos esconde este artefacto con la ayuda de su excéntrica compañera de trabajo Bárbara Minerva (Kristen Wiig). Si bien ambas desconocen su poder, el que parece tener cierto conocimiento del asunto es Maxwell Lord (Pedro Pascal), un comerciante petrolero, que tiene grandes planes para conquistar al mundo.
Como toda secuela, busca emular la fórmula de la primera película, pero en una escala más grande, intensa y desmedida. Y es aquí donde quizás está el problema del film que por momentos pierde el rumbo, el tono y el hilo del relato desviándose en varias cuestiones que le quitan ritmo y peso al avance de la trama principal. En la primera película teníamos como contexto la Primera Guerra Mundial, acá tenemos la Guerra Fría y la paranoia norteamericana con los soviéticos mezclados con la estética pop de los ’80, en la primera teníamos un villano acá tenemos dos, en la primera teníamos a Diana adaptándose a la vestimenta y la forma de vida humana y acá pasa lo mismo con Steve Trevor que busca adaptarse a la moda y a la tecnología ochentosa, y así sucesivamente.
«WW 1984» es un film desparejo y grandilocuente, que por momentos se siente algo excesivo en algunos aspectos, como por ejemplo en sus 2 horas 30 de duración, en la composición de Pedro Pascal que para su villano desmedido y caricaturesco admite haberse inspirado en Nicolas Cage, entre otras cosas.
Aún así, hay cosas para destacar. La villana Cheetah personificada por Wiig es uno de los grandes hallazgos de DC en este ultimo tiempo, dando no solo una digna adversaria para la Mujer Maravilla sino, además una villana con personalidad que se cansa de ser pisoteada y ninguneada y se niega a volver a la pasividad. Su ascenso recuerda un poco al de la Catwoman de Michelle Pfeiffer en «Batman Returns» (1992). Por otro lado, volvemos a tener una atractiva banda sonora creada por Hans Zimmer y espectaculares escenas de acción creadas con pericia tanto desde lo técnico como desde lo visual y lo coreográfico. Asimismo, la película no posee un uso desmedido de los ’80 como sí ha pasado en otros relatos en los últimos años, sino que se toma más como un contexto que condiciona ciertas formas de actuar de los personajes, especialmente del villano principal.
Nuevamente a nivel VFX vemos algunos desajustes o fallos a los que ya nos tiene acostumbrados DC y parece increíble que se den en una superproducción de este calibre cosa en la que sufre ampliamente en la comparación con Marvel. Y a nivel narrativo tenemos esos problemas de tono y ritmo, de una enorme cantidad de elementos que no parecen amalgamarse correctamente pero que igualmente no terminan de tambalear del todo gracias a su sentido del entretenimiento sin pretensiones, al carisma de Gadot y Wiig y a la visión de Jenkins que sigue manteniendo todo en su lugar pese a los vicios que suelen tener estas secuelas superheroicas.
«Wonder Woman 1984» es una película que sufre de los habituales excesos que presentan las secuelas pero que igualmente se las ingenia para brindarnos entretenimiento sin grandes pretensiones, un gran trabajo de Gadot nuevamente como la heroína y una gran contrapartida en una de las villanas más famosas de la princesa amazónica. Un film desparejo por momentos, pero también emocionante y relevante en otros.