Documental de Martín Farina en donde recorre la vida de Esther Díaz, estudiosa de la obra del pensador Michel Foucalt y libertina quien disfruta de su vida y de su sexualidad.
Esther Diaz es un emblema, una autora de varios miles libros y numerosos ensayos, una especialista en la obra de Michel Foucalt que se recibió de la carrera de Filosofía y letras pasado los cincuenta años. Se trata pues de una de esas personas que vivieron la vida y siempre es interesante escuchar y leer. Este documental de Martin Farina así lo entiende.
Pero antes de ver por primera vez a la protagonista oímos su voz y vamos reconstruyéndola mentalmente mientras ella cuenta fragmentos de su vida, de sus deseos, pasiones y miedos. La cámara recorre distintos puntos de una casa pero no podemos hacernos una idea del todo clara de que es aquel lugar. Entonces la vemos a ella, una mujer lejos de la imagen que uno podría tener de una mujer de tercera edad. Tiene el pelo corto, usa tachas, su aspecto es el de una punk y nos hace pensar en una Patti Smith.
Este documental es una biopic digna del escándalo, ya que Esther Diaz no le tiene miedo a nada. La cámara la sigue a ella mientras nos cuenta desde truncadas, hasta intentos de suicidio, pasando por la cantidad de amantes que tuvo, incluso y creo que es uno de los momentos más personales que captura Farina, la adicción a las drogas de su hija.
Uno de los grandes logros de esta película tiene que ver con el papel múltiple que hizo su director ya que se encargó de todos los aspectos técnicos a excepción de la música. Se puede entonces suponer que se trata de uno de esos proyectos personales que también hablan del que lo realiza. Y no lo hace solo de manera correcta sino que une todos estos materiales para darles distintos sentidos. Es una película experimental, cortita que apenas supera los sesenta minutos, lo cual a la vez la vuelve accesible para todo aquel que esté interesado en la figura de Esther Diaz.