Sofía y Andrea forman un matrimonio en crisis que en su primera y última sesión de terapia de pareja, la psicoanalista les sugiere que siempre se pongan en el lugar del otro, que miren la problemática desde ahí. Ella es una periodista que está haciendo sus primeras armas en la TV; él es un neurocirujano que tiene un proyecto científico sobre el cerebro humano entre manos y cree que eso lo va a salvar. Están decididos a divorciarse, pero una noche él le pide a ella que lo ayude en una prueba de su experimento y va a pasar, literalmente, lo que la terapista les pidió que hicieran: experimentar qué se siente al ocupar los zapatos del otro. La escena es un click que transforma abruptamente el incipiente drama matrimonial en una graciosa comedia italiana. Lamentablemente, el chiste de suplantar al otro se vuelve demasiado largo y así pierde interés, y la película se agota rápidamente. Los enredos que al comienzo provocaban la carcajada con el paso de los minutos se vuelven anodinos y sin gracia, con el agravante de las actuaciones mediocres. Encima, la película incluye moraleja. Filmes como "Ella en mi cuerpo y él en el mío" o "Este cuerpo no es mío" ya agotaron este tipo de camino hace más de una década.