Andrea y Sofía son una pareja constituida hace 10 años con dos niños a cuestas. Pero la relación se viene desgastando hace un tiempo y, tras intentar una terapia de pareja, decidieron comenzar a hablar de divorcio. Mientras Sofía consiguió tener un segmento en televisión, Andrea, neurólogo, se dedica a realizar una investigación para captar los recuerdos de la mente. Luego de pedirle ayuda a su mujer para mejorar la máquina en la que trabaja, Andrea cambia por error los cuerpos de lugar y ahora cada uno deberá ponerse literalmente en la posición del otro.
“Mujer y Marido” representa un argumento ya visto anteriormente en otras oportunidades, donde dos personas que se llevan mal cambian de cuerpo por un rato. Deberán trabajar juntos, entenderse y superar sus diferencias para volver a ser ellos mismos. Ejemplo de ello son “Freaky Friday” (1976 – 2003), “Like Father Like Son” (1987), “The Change-Up” (2011), entre otros. Sin embargo, nos encontramos con la particularidad de que los protagonistas son pareja, agregándole un condimento especial de romance y de cambio de sexo, que funciona como una vuelta de tuerca.
Esta película italiana propone una historia divertida, que expone a los protagonistas a situaciones hilarantes y entretenidas, mientras tienen que lidiar no solamente con tener un cuerpo con otras características, sino ejercer las actividades de su pareja. De esta manera podemos observar cómo entienden los hombres a las mujeres y las mujeres a los hombres y cómo se modifica esa mirada a lo largo del metraje, dejando un mensaje bastante atinado sobre los roles para con la sociedad y la pareja, los conflictos de la cotidianeidad y la lucha por el amor; vínculo que debe construirse día a día.
El film está protagonizado por Pierfrancesco Favino (“Marco Polo”) en el papel de Andrea y Kasia Smutniak (“Perfectos Desconocidos”) como Sofía. Ambos realizan actuaciones logradas, aunque podemos notar una sobreactuación por parte del actor cuando cambia de cuerpo. Asume una actitud exageradamente femenina, cuando ni la mujer era así antes de la mutación. En cambio Smutniak encuentra una justa medida entre la femineidad y masculinidad de su cuerpo y mente.
En síntesis, Simone Godano nos entrega una historia divertida, con rasgos italianos dramáticos bien marcados, aunque con un poco de falta de originalidad, ya que es un argumento explorado en varias oportunidades. Las actuaciones están bien logradas en una mejor o peor medida, otorgando una mirada interesante sobre el sexo opuesto. Una comedia entretenida para todo público.