Desde el inesperado y fortísimo suceso de Bridesmaids en la taquilla y con la crítica, muchas producciones han intentado seguir la senda marcada por Kristen Wiig y compañía. Con mucha menos suerte entra a la cancha The Other Woman, una comedia bastante ligera que cumple su cometido de hacer vivir al espectador una venganza femenina de lo más divertida.
Una chick flick hecha y derecha, comienza cuando la atractiva abogada Carly descubre que el hombre de sus sueños está casado y lleva una doble vida con ella. No acostumbrada a ser la segunda de nadie, la inesperada amistad que florece entre la amante y la esposa es un primer acto sólido que luego se irá disolviendo, pero las interpretaciones de Cameron Diaz y una extremadamente graciosa Leslie Mann bien valen el precio de la entrada. Claramente la idea era apuntar a una comedia mucho más picante y zarpada, las huellas de la misma dentro del guión de Melissa Stack lo prueban, pero para obtener más réditos se descendió un escalón en la clasificación y si bien ciertas bromas son bastante subidas de tono, se nota una clara idea de que todas las situaciones hubiesen subido el volumen un poco más.
Luego de una primera mitad donde la comedia es un partido cerradísimo de tenis entre Diaz y Mann, el segundo tramo, donde la infidelidad es descubierta y llevada a otro nivel, es donde el film de Nick Cassavetes hace aguas, entrando a territorio demasiado transitado. Lo que antes era una comedia casi atípica se convierte en un tópico tras otro y la elevada duración opacan lo construído hasta el momento. El trío femenino se completa con la introducción de la bomba Kate Upton, una reconocida modelo que hace sus primeros pasos en el cine con la descerebrada Amber, un papel del que sale airosa y que le augura posibles regresos a la pantalla grande -la cámara la ama y el público lo hará también-.
El trío de la abogada, la esposa y los senos hubiese tenido un debut estelar de no ser por su calificación y su extensa duración, pero no lastima ver en pantalla a Cameron y a Leslie juntas en una comedia entretenida, a la que no se le puede pedir más.