Demoliendo jarrones
"Potiche", el título original de este nuevo film de François Ozon "Mujeres al poder", se refiere obviamente a esos jarrones grandes, hermosos objetos decorativos pero generalmente carentes un valor preciso y sin una verdadera utilidad. Y es también el título de la famosísima obra de teatro de Pierre Barilet y Jean-Pierre Grédy que Ozon adapta a la pantalla grande, rodeándose nuevamente de un elenco de lujo para despuntar lo mejor de la comedia francesa.
Robert Pujol (Fabrice Luchini) es un industrial que maneja la fábrica de paraguas que ha heredado de su suegro. Pero por diversos problemas sindicales con sus obreros, todo su despotismo y su maltrato quedará de lado cuando su mujer, Suzanne (una vez más Deneuve con una presencia imponente y única en la pantalla) tome las riendas del asunto y logre no sólo encausar el negocio familiar sino darle una nueva dirección al emprendimiento familiar.
Para sorpresa de muchos, y sobre todo la suya propia y la de sus hijos, Suzanne no dudará ni un minuto en dejar rápidamente de lado su vida burguesa y de ama de casa ejemplar, para poner en juego todo su potencial y descubrir que puede ser muchísimo más que un objeto decorativo dentro de su mansión.
Ozon, uno de los realizadores más prolíficos del cine francés actual, quien parece obstinado en demostrarnos que no hay género que se le resista, prueba ahora con un tono de comedia típica de los años '70 -justamente en la época en que se desarrolla el film- y rinde, en cierta forma, un homenaje a la comedia blanca de la que han abrevado tantos otros directores.
"Potiche" está en las antípodas de muchos de los otros géneros transitados por Ozon como el suspenso con "La piscina", una espesa psicología de sus personajes en "Bajo la arena" y "Gotas que caen sobre rocas calientes", también se ha dado el lujo de jugar a la comedia musical con un dreamteam increible en "8 mujeres" o vibrar en un tono más dramático para su última realización "El refugio" o en "Tiempo de vivir". Es él mismo quien analizó con fino bisturí a la pareja en "5 x 2" y también dotó con aires de fábula a una mujer en pleno descubrimiento de si misma y de su maternidad en "Ricky".
Ahora no sólo cambia de género sino también de registro y logra un tono de comedia que remite a Louise de Funes y Annie Girardot en "La cizaña" o a otros cineastras franceses cultores de la comedia como Claude Zidi o Francis Veber y logra que este elenco de lujo se preste al juego de una comedia pasatista con algunos destellos de ironía sobre el rol de la mujer en la sociedad.
Para esto, cuenta con la incondicional colaboración de Catherine Deneuve para dar vida a una Suzanne opuesta a los últimos trabajos de ella en cine -como por ejemplo "Mére et Filles", "Après lui" o "La fille du RER" en donde abordaba mucho más su veta dramática- y una vez puesta a jugar, puede tanto salir en jogging y ruleros a hacer sus ejercicios matinales como desplegar un increible vestuario diseñado por Pascaline Chavanne demostrando ser una de las mujeres más bellas del cine de todos los tiempos, bailar en una disco en un clip con una pizca de delirio o consensuar con sus obreros en plena huelga.
A su lado, Gérard Dépardieu, es su complemento ideal y la química entre ellos sobrepasa la pantalla y es evidente que han divertido -y mucho- jugando con estos personajes de comedia. Él es Maurice Babin, su viejo amor, que se reencuentra con ella, ahora devenido en alcalde comunista y completa el "triángulo" Fabrice Luchini que se maneja con completa naturalidad en los pasos de comedia en el rol del marido que desvaloriza permanentemente a su esposa y que guarda los jugueteos para su secretaria (un poco desaprovechada Karin Viard, en un rol demasiado deslucido para una gran actriz).
Al reemplazar su lugar de "florero" por el de mujer activa, todo comenzará a cambiar en el mundo de Suzanne, para bien y para mal, como también comenzará a "temblar" la relación con su hijos -Jérémie Renier y Judith Godrèche- pero sobre todo el impulso que tomará la fábrica será muy diferente, conducida ahora por una mujer.
Nuevamente, este rol de la mujer al mando, le permite a Ozon pasear su mirada por el universo femenino que visita en absolutamente todos sus films, dandole su marca personal, aunque obviamente "Potiche" se debe ver sin demasiadas pretenciones más que pasar un buen rato acompañado de grandes actores que disfrutan de la propuesta.
Dentro de su filmografía es quizás su film menos impactante, menos creativo, y mucho de ello tiene que ver la mirada demasiado cándida que imponen este tipo de comedias y que el realizador también traduce en una manera de filmar y una puesta mucho más estructurada e incluso algo rígida, demasiado teatral en algunos aspectos. Hay algunos diálogos y otros tantos gags que no le sientan tan bien a sus personajes y por supuesto no logra la densidad y la complejidad que tienen la mayoria de sus protagonistas de sus restantes films.
Sin embargo, siempre es grata una dosis, una buena dosis de cine francés en la cartelera y "Potiche" a pesar de que en su ritmo y su temática aparece como algo fuera de época para los tiempos que corren, logra entretener y brindar un rato agradable, sin dejar de subrayar en este tono sencillo cuál es el nuevo rol que ocupa la mujer en nuestra sociedad.