Rienda suelta
Si The Muppets (2011) tarda en arrancar porque supone el regreso de los personajes de la mano de uno nuevo, Walter (suerte de patito feo perdido en el mundo humano), la nueva Muppets 2 no pierde tiempo en pasar a la acción. En Los más buscados, la troupe contrata a un nuevo representante, uno de los exquisitos papeles de malo del británico Ricky Gervais (Extras, The Office). Con su cómico nombre Dominic Badguy (“en francés es chico bueno”, explica Gervais a los inocentes muñecos), el representante usa a los Muppets como excusa para hacer un tour europeo, siempre en salas lindantes con museos. Badguy planea una serie de robos que conducen, como frutilla de la torta, a la sala de joyas de la Torre de Londres; pero para realizar los saqueos el maleante necesita a su socio Constantine. Recién fugado de una cárcel siberiana de máxima seguridad, Constantine es exactamente igual a la rana Kermit, pero con un lunar en los labios. En una escena bien planeada y completamente hilarante, Constantine secuestra a Kermit y lo envía al gulag siberiano mientras se hace pasar por Muppet ante el resto de la troupe. Tanto ese pasaje como las sombras proyectadas de Constantine al fugarse, arrojando golpes y patadas voladoras sobre los guardias, definen al mejor y clásico humor Muppets aggiornado al siglo XXI.
Los más buscados es sensiblemente superior a The Muppets; los personajes están algo más afilados y tanto las canciones como los gags muestran una veta orientada a la ironía, algo a lo que sin duda contribuyen las actuaciones de Gervais y Tina Fey (como la carcelera rusa Nadya), dos de los comediantes más talentosos y completos de la actualidad. Como contracara a la efectividad de los gags, el gran problema de la película es, precisamente, su dependencia en estos; el nudo y el desenlace son tan insípidos que pueden leerse como una larga sucesión de gags (y allí donde el famoso punchline no funciona la película pierde completo interés).