Muralla

Crítica de Bruno Calabrese - Cine Argentino Hoy

La trata de personas desde adentro. Crítica de “Muralla” de Gory Patiño
¿Qué somos capaces de hacer cuando la vida de un ser amado (sobre todo cuando es un hijo) corre peligro? Al igual que “John Q”, protagonizada por Denzel Washington, esa parecería ser la premisa principal de la película. La historia arranca con Coco “Muralla” Rivera (Fernando Arze), quien en algún momento fue un gran guardameta. Ha conocido la gloria en los años noventa como arquero de San José al tapar un penal que le mereció el campeonato al equipo. Sumido en el alcohol, hoy es un chófer de minibús que trata de juntar plata para pagar la operación de su hijo enfermo. Él ya no vive con su familia, se ha vuelto un marginal, y en este su lugar en el mundo, la delincuencia puede ser uno de los caminos por los cuales atravesar. Su desesperación llega a tal punto que vende una niña a una red de trata para pagar el tratamiento. A pesar de sus esfuerzos el niño muere y su fantasma atormenta al Muralla quien, en busca de redención, decide recuperar a la niña, aunque esto implique su propia condena.

“Muralla”, ópera prima de Gory Patiño, es el spin off de una serie de televisión que todavía no se ha emitido en Bolivia; La película muestra un escenario sórdido de una ciudad que escucha mucho sobre el tema en cuestión pero poco muestra. La ausencia de imágenes relacionadas con lo que la trata y tráfico representan encuentra en esta película un espacio ideal para hacer evidente un problema que ocupa un sitio de privilegio a la hora de pensar los males de la actualidad. El director logra de manera acertada crear un cuadro de situación desde el lado de los operadores del crimen, sin profundizar en todo el aparato que ejecuta operaciones con la complicidad institucional y civiles, lo que daríamos en llamar “el poder real”.

Envuelta en una oscuridad, se enfoca más en el drama del protagonista y su búsqueda de redención que tratar de desentramar el trasfondo del problema, lo que provoca mayor desazón. Igualmente Gory Patiño logra reflejar una Bolivia desde el costado marginal. La fotografía de la gran ciudad desde las afueras de la gran ciudad donde deambula el protagonista con su camioneta contrasta con la decadencia de las calles de los alrededores, lo que da un sentido apropiado para el relato.

Quien carga con todo el peso dramático es Fernando Arze Echalar interpretando a Muralla de manera creíble y convincente. En sintonía con Pablo Echarri quien le agrega matices a su personaje, el de un médico argentino, eslabón clave dentro de la trata de jóvenes . La primera mitad del film desarrolla la descripción de las problemáticas económicas y sociales de los suburbios de manera realista. Pero a partir de la segunda parte el relato se vuelca en la trama de venganza, con una historia que avanza con ciertos arquetipos pero pierde cierta verosimilitud.

A pesar de eso “Muralla” entretiene y funciona como denuncia. Es un film potente, complejo sobre una problemática actual que preocupa y visibiliza parte del entramado que funciona atrás del tráfico de personas.

Puntaje: 70/100.