Muestra a un hombre que lo ha perdido, todo hasta su identidad, hundido en el alcohol, en su propio infierno y la pobreza no solo en lo económico sino también en lo espiritual. En una trama de denuncias (el tráfico de personas y las drogas), contiene suspenso, violencia, corrupción, angustia, la muestra de un mundo marginal, con mucho realismo y que puede ocurrir en cualquier lugar.
Un gran trabajo de su protagonista Fernando Arze Echalar, quien también participó en el guión y estuvo acompañado por el actor argentino Pablo Echarri, un villano. La fotografía de Gustavo Soto, la cámara y la banda sonora acompañan los momentos más dramáticos. Esta película fue enviada por Bolivia para ser seleccionada en la categoría “Mejor película de habla no inglesa” de cara a la entrega de los premios Oscar.