Neo-adultez servida en bandeja (de DJ).
El sub-género “coming of age” en el cine norteamericano suele moverse dentro de tropos cuyo telón de fondo suele ser familiar y de rápida asimilación: el último verano, el último año de secundaria, la llegada a una nueva ciudad, el viaje iniciático, etc. Respaldados por el hecho de que la psicología declaró hace tiempo que la adolescencia habría corrido sus límites incluso hasta los 25 años de edad, podemos decir que Música, Amigos y Fiesta (We Are Your Friends, 2015) intenta hacerse un lugar dentro de esta categoría.
Cole (Zac Efron) es un joven que vive en el valle californiano junto a sus tres inseparables amigos, y su sueño es convertirse en DJ. El entorno no colabora y Cole se ve forzado a arreglárselas subsistiendo como sea en pos de mantener vivas sus aspiraciones de pincha discos. Un famoso DJ que ya pasó su momento de gloria lo tomará bajo su tutela e intentará guiarlo al mismo tiempo que introduce en la vida del joven a su atractiva novia/ asistente personal Sophie (Emily Ratajkowski).
El director Max Joseph -conocido por su labor en la serie de MTV Catfish– intenta mostrarnos cómo es la vida en el lado menos lujoso de la soleada California, donde se vive al día y los sueños tienen que hacer lugar a las obligaciones. Logra un buen trabajo representando a una generación cuyos anhelos no son trabajar en una oficina o un banco hasta jubilarse, como supieron hacer sus padres: los nuevos jóvenes quieren inventar el próximo Instagram, hacerse millonarios y vivir de fiesta.
Cole vive atrapado en un eterno conflicto entre perseguir sus sueños o “desperdiciar” sus mejores años drogándose y enfiestándose con sus amigotes. Efron queda encerrado nuevamente en un personaje que es demasiado bueno y siempre intenta hacer las cosas bien para todos, sin grises. Ratajkowski por su parte cumple con creces la función de ser el atractivo visual dentro del film; la modelo y actriz no entrega por el momento interpretaciones descollantes pero su belleza (posiblemente la razón por la cual la tenemos en pantalla) distrae de forma efectiva respecto de otras habilidades.
Por momentos estamos ante una película que se propone narrar muchas cuestiones al mismo tiempo: intenta ser una crítica o análisis de la juventud actual, una historia de amor, un relato de amigos y una crónica de superación. Promediando el film la narración se apoya demasiado en el dramatismo y el tono cambia drásticamente, algo de lo que después se le hace difícil volver. Vale la pena mencionar ciertas secuencias con interesantes animaciones y efectos visuales que ayudan a poner en imagen el submundo de la música electrónica y las drogas, e incluso se animan a desarrollar una teoría respecto de la biología del género musical. Es una pena que esta veta no tenga mayor desarrollo dentro del film.
Así como Fiebre de Sábado por la Noche (Saturday Night Fever, 1977) en su momento supo retratar desde las pistas el drama adolescente a fuerza de música disco, Música, Amigos y Fiesta intenta hacer algo similar tal vez con un resultado más discreto; su mayor aceptación seguramente estará dentro del target de 18 a 25 años, lógicamente.