Zac Efron interpreta a un DJ en ascenso en este blando drama musical.
La fiesta olvidable
Música, Amigos y Fiesta es una película que si se hubiera tomado las cosas con un poco de humor, al menos hubiera servido como diversión por todas las razones equivocadas. Lamentablemente para Efron y compañía, el film se toma muy en serio su frívola historia. Lo suficiente como para aplastar las ilusiones de quienes, ya a los 10 minutos de metraje, buscábamos alguna razón, cualquiera que fuera, para soportar todo lo que estaba por venir. La solemnidad entre las que se desenvuelve la trama de este grupo de amigos intentando volverse ricos sin ningún tipo de talento aparente o verdadero esfuerzo de por medio, hace imposible cualquier tipo disfrute para quienes no estamos interesados, o simplemente sabemos poco y nada del mundo de la música electrónica. Un mundo al que al parecer la película no tiene demasiadas intenciones de incluirnos, ya que casi no se indagada en el tema.
Efron interpreta a Cole, un joven que durante el día trabaja junto a sus amigos en un negocio de poca legitimidad, mientras que por las noches intenta triunfar como DJ en el competitivo mundo de la música electrónica. Por esas cosas que tiene la vida conoce a James (Wes Bentley), un DJ más experimentado que ve algo especial en él y termina por convertirse su mentor. Los problemas llegan cuando Cole no puede mantener la tararira quieta en sus pantalones y cae bajo los encantos de Sophie (Emily Ratajkowski), una despampanante muchacha que al mismo tiempo es la pareja de James. Obviamente esto pone a Cole en un aprieto, ya que deberá elegir entre apostar por una relación con Sophie, o continuar trabajando junto a James para convertirse en el DJ más capo de todo Los Ángeles.
Aparte de que ni siquiera la música y la fiesta a las que hace referencia el título logra anteponerse a la solemnidad del relato, la película cree estar diciendo algo importante sobre los jóvenes de hoy en día. A duras penas intenta armar una suerte de retrato generacional sobre la juventud en tiempos de música electrónica, mostrando su lucha por volverse millonarios, ya sea inventando la app de moda o componiendo el hit del verano. O también está el caso de Sophie, quien se queja de tuvo que abandonar la universidad porque no podía pagarla y ahora se dedica a servir café, pero que por alguna razón vive de fiesta en fiesta, sale con un DJ exitoso y se viste con ropa cara y elegante. Definitivamente el guión hace un pésimo con sus personajes y es imposible generar algún tipo de empatía con ellos.
Por el costado de las actuaciones Zack Efron nunca estuvo peor y ni siquiera logra crear una conexión con el público desde su interpretación, aunque para ser honestos nada ni nadie a su al rededor ayuda demasiado. En especial Emily Ratajkowski como el interés romántico de Cole, un personaje unidimensional y poco atractivo que tiene como único objetivo pasear su despampanante figura por la pantalla, nada que los más curiosos no puedan encontrar ya con una simple búsqueda en YouTube.
Conclusión
Dentro de muchos muchos años, cuando el ser humano esté al borde de la extinción y nos preguntemos ¿donde fallamos como especie?, probablemente Música, Amigos y Fiesta tome cierta relevancia como un retrato generacional que expone claramente donde nos equivocamos. Mientras tanto, es tan solo otro frívolo y aburrido relato de jóvenes que solo buscan divertirse y hacerse ricos a costa de nosotros los espectadores. La opera prima de Max Joseph no se aleja demasiado de lo que ya vimos hace pocos meses atrás en la película de Entourage. Pero al menos en aquel caso había algo de humor de por medio y ni siquiera las estrellas de Hollywood que aparecían se tomaban en serio a sí mismas, todo lo contrario a lo que sucede aquí. Como diría El Carpo: búsquense un trabajo honesto.